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El banco de tierras creado en 2017 solo ofrece ocho parcelas

En 15 años se han perdido 800 hectáreas de cultivos

Campos de huerta en València. levante-emv

El Ayuntamiento de València, a través de la Concejalía de Agricultura, Huerta y Alimentación Sostenible y el Consell Agrari Municipal, ha abierto ya 13 expedientes sancionadores a dueños de terrenos de huerta abandonados. Expedientes que acarrearán multas de hasta 300 euros. La medida, tal como ha informado esta semana la concejalía que dirige Alejandro Ramón, no tiene un «afán recaudatorio» sino que pretende incentivar la cesión, a través del banco de tierras, de los terrenos agrícolas en desuso a agricultores interesados en cultivar la tierra.

La creación en 2017 de un banco de tierras regulado por una ordenanza municipal como medida para evitar el abandono de la huerta ha sido, hasta la fecha, un fracaso. En la página web oficial del banco de tierras en el término de València solo había este miércoles dos parcelas susceptibles de arrendarse: una de 2.799 metros cuadrados en Castellar-Oliveral y otra más pequeña de 960 metros cuadrados en la Fonteta de Sant Lluis. Fuentes de la Concejalía de Agricultura matizaron las cifras de la web y aseguran que son ocho las parcelas disponibles en el banco de tierras del término de València. Destacan además que ha habido interés de unos 40 propietarios por arrendar sus tierras si bien solo ocho están hoy disponibles.

Una oferta escasa si se tiene en cuenta que salvo excepciones como la huerta de Campanar y la partida de Dalt y la huerta de En Corts o las de pedanías como Poble Nou cada vez hay más tierras de huerta que se abandonan, en gran medida por la falta de relevo generacional, pero también por las dificultades de acceso a la tierra en arrendamiento.

«Los propietarios de tierras abandonas prefieren dejar sus propiedades perder antes que arrendarlas a terceros», apuntan fuentes de la concejalía de Agricultura, lo que está dando pie a la proliferación de campos de cultivo abandonados, donde aparecen malas hierbas y plagas que no solo deterioran la imagen de la huerta sino que comprometen el buen estado de los campos anexos que si están cuidados.

La idea es penalizar el descuido de la huerta, apuntan las fuentes municipales, ante una medida que ya ha provocado las quejas de los sindicatos agrarios como AVA, que lamenta que se criminalice a la víctima que es el agricultor en vez de buscar incentivos reales para evitar el abandono.

En el ayuntamiento aseguran que es inexplicable la resistencia de los propietarios a permitir que otros cultiven la huerta e insisten en que la medida persigue movilizar los terrenos baldíos, de hecho se ha considerado el abandono de la tierra como una infracción leve, con una multa de 300 euros. En la concejalía de Alejandro Ramón aseguran que el tratamiento que se quiere dar al problema del abandono de la huerta es similar al del registro de solares municipal, una herramienta urbanística para obligar a los dueños de solares o edificios por rehabilitar a actuar bajo amenaza de expropiación.

La expropiación de tierras de cultivo no se baraja por parte del ayuntamiento, aunque si lo hizo en un principio la ley de la Huerta, que fue enmendada en este punto por el Gobierno obligando a eliminarlo.

El abandono de las tierras de cultivo sigue imparable en València. De las 3.800 hectáreas cultivadas que había en el término en 2003 se bajó a 3.200 en 2014, cifra que ha vuelto a descender hasta situarse por debajo de las 3.000 hectáreas el año pasado, según los datos del Consell Municipal Agrari. De esa superficie, solo 2.000 hectáreas corresponde a cultivos de regadío. De estas, unas 900 hectáreas están dedicadas al cultivo de hortalizas y patatas y el resto son campos de arroz y otros cereales. El edil de Agricultura, Alimentación Sostenible y Huerta, Alejandro Ramon, ha afirmado que el objetivo de esta iniciativa es concienciar a la ciudadanía de la necesidad de mantener las parcelas agrícolas en un estado y uso adecuados, tal y como establece la normativa vigente y ha defendido el uso del Banco de Tierras Agrícolas como alternativa al abandono de los espacios agrarios.

Siguen los robos de fruta y hortalizas

Los agricultores de la partida de Dalt de Campanar, una de las zonas de huerta productiva mejor conservadas de la ciudad, han denunciado esta semana que los robos de hortalizas, frutas y verduras son constantes La denuncia no es nueva. Hace unos meses, los agricultores denunciaron que a raíz de la pandemia y los meses de confinamientos muchos vecinos del entorno se aficionaron a pasear o hacer deporte por los caminos rurales. «La mayoría son respetuosos, pero hay otros que no y se meten en los campos a robar de todo, cebollas, mandarinas, patatas o lo que sea». «Hace unas semanas detuvieron a una persona cargando calabazas en una furgoneta». «Es una invasión», destacó el presidente de la Asociación de Vecinos de Campanar y además uno de los vecinos que padece los robos, Josep Benlloch. 

Por otro lado, los agricultores de la partida de Dalt, con 50 hectáreas de huerta ocupadas casi al cien por cien, valoran que se penalice el abandono de las tierras. «Quizás así los dueños se conciencien y las cedan a terceros» y se garantice el relevo generacional.

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