Según el anuario de Estadísticas Culturales 2019 del Ministerio de Cultura y Deporte, los hogares españoles destinaron durante 2018 una media de 682,5 € en cultura. En el gasto medio por hogar, la Comunidad Valenciana se sitúa en tercer lugar (tras Navarra y Madrid) y, en cuanto al destino de inversión en cultura de los españoles, los libros ocupan la segunda posición. Lo sabíamos entonces y, tras el inicio de la pandemia, lo tenemos más claro. El libro, tanto digital o en papel, sigue manteniendo un protagonismo indiscutible en nuestra vida. Hace unas semanas lo recordábamos en un artículo cuando, haciendo un breve resumen de las actuaciones de las bibliotecas municipales de la ciudad, incidíamos en su labor más reciente. Con ello, poníamos el énfasis en la labor de la red de las 33 bibliotecas municipales. El momento de confinamiento, paradójicamente, abrió sus muros desde el préstamo digital a través de la plataforma e-biblio, los cuentacuentos on line o la difusión de los audiolibros como formato para revisitar y explorar. Ese período también permitió la distribución de ejemplares de novelas y de libros infantiles entre los centros de acogida de la ciudad, sumando todas esas iniciativas dentro de la campaña «Biblioteques ON». De una forma u otra, para diversas edades y respondiendo a las inesperadas circunstancias de la vida, el libro estuvo (está) allí, acompañando la difícil situación mediante sus múltiples relatos del mundo.

Sin embargo, no podemos condensar la labor de las bibliotecas en estas acciones. Había que preparar la vuelta, la reapertura acompañada de sus protocolos sanitarios y la coordinación de fórmulas de seguridad. Por esta razón, desde los servicios municipales comenzamos la preparación de esa reactivación progresiva, iniciada por nueve de ellas, junto a la Hemeroteca y la Biblioteca Histórica Municipal, hasta completar las 33 de la ciudad. Las concejalías de Acción Cultural y Servicios Centrales Técnicos, junto a Prevención de Riesgos Laborales, prepararon la instalación de mamparas de protección para que el personal técnico y los usuarios pudieran acceder con total seguridad, organizaron el servicio de préstamo y devolución, y acondicionaron la cuarentena para que los libros volvieran a sus estanterías de forma segura. Además, se realizaron estudios arquitectónicos en cada una de las bibliotecas para la reducción de aforo y se analizaron tanto los espacios como el mobiliario existente para poder marcar recorridos, zonas de asientos y de espera, o espacios de lectura.

Realizo este breve recorrido por las gestiones desarrolladas durante la pandemia con el objetivo de exponer dos cuestiones fundamentales: si estas acciones han funcionado, ha sido gracias a la coordinación de los diferentes servicios y a la implicación del personal de las bibliotecas de la ciudad, «los guardianes de la palabra». Leía recientemente esa denominación en un artículo del poeta y novelista Alejandro Palomas, quien comentaba: «lo más hermoso que este mundo del libro me ha dado no han sido los libros, sino la lección de ilusión, de fe y de amor del bueno que he visto y respirado en todas las bibliotecas en las que he estado. Sin bibliotecas, muchos autores/as no llegaríamos a ningún lector. El aplauso, hoy y hasta siempre, lo merecen esos hombres y mujeres que conocen el nombre de los niños y las niñas que se refugian entre sus paredes porque encuentran allí lo que quizá la vida no sabe o no puede darles».

Celebramos el Día de las Bibliotecas este año bajo el lema: «Siempre a tu lado». En estos momentos donde la distancia nos aborda constantemente, sentimos la cercanía de las historias como una herramienta de imaginación, que nos aporta dosis de placer, aventura, ánimo o conocimiento. Nos sumamos a esta conmemoración, apoyando también la labor de otras bibliotecas de nuestra ciudad como son las bibliotecas universitarias, las de los colegios profesionales, archivos históricos o las bibliotecas que forman parte de los museos y cuya estructura se organiza a través de la red MUSAS.

Compartimos retos y propuestas, necesidades y miradas hacia los nuevos espacios del conocimiento que también fortalecen la convivencia de los barrios.

Algunas de las próximas novedades que impulsaremos desde la red municipal de València, darán la bienvenida a la modernización y reapertura de la biblioteca Carola Reig en el barrio de Benimaclet, al traslado de la biblioteca Carles Ros desde la casa Vestuario a la nueva ubicación en la plaza de Tavernes de Valldigna, la construcción en el futuro Centro Cívico de Malilla o la dotación de la reclamada biblioteca del barrio de la Malvarrosa. Desde este horizonte hoy celebramos las bibliotecas, como espacios compartidos y próximos.