Sófocles y su Edipo es, reflexiona Jaume Policarpo, la primera novela de suspense de la historia. Trama tiene. Quizás en ello se inspiró, por citar a uno de los autores más populares del género, Agatha Christie. Ya saben: hijo de los reyes de Tebas, Edipo fue colgado de un árbol nada más nacer por orden de su padre, temeroso de que la profecía del Oráculo de Delfos -según la cual Edipo estaba destinado a matarle a él y a desposarse con su propia madre, Yocasta- se cumpliera. Pero un pastor escuchó el llanto del bebé y lo rescató, criándolo como si fuera su propio hijo. Ya adulto, convertido en un valiente guerrero, Edipo acudió al Oráculo para conocer su verdadero origen y este le fue revelado; incapaz de escapar a su destino, acabó matando accidentalmente a su padre y teniendo hijos con su madre, sin llegar a ser consciente de la auténtica identidad de ambos. Ahora, Policarpo adapta el relato y lo dirige en una versión de marionetas que, este fin de semana, se ofrece en el teatro El Musical.

«Como el público posee la información previamente, la obra le resulta doblemente interesante, porque acompaña al protagonista en lo que le va sucediendo y al mismo tiempo mantiene una distancia con respecto al desenlace», apunta. Confiesa el autor que, para crear la pieza, se inspiró por una parte en la película Edipo rey de Pier Paolo Pasolini - «todo un referente, una verdadera obra de arte de la que me gusta la atmósfera que recrea, los personajes y cómo consigue removerte con imágenes y sugerencias», dice- y en La muerte de la Pitia del dramaturgo suizo Friedrich Dürrenmatt, película que ya le sirvió de base para dirigir una obra y que fue la que le permitió profundizar en los personajes y le sirvió para «contribuir al poso de este Edipo que debo tener dentro de mí», confiesa. Como no, una obviedad tratándose de este tema, otro de sus referentes ha sido la teoría del psicoanálisis de Freud según el cual el niño siente una atracción por el progenitor de sexo opuesto y establece una fuerte rivalidad por el progenitor del mismo sexo. «No es que Freud sea una influencia literaria pero sí cultural por la naturalidad con la que habla del complejo de Edipo y por cómo lo desarrolló; es algo que ya forma parte del subconsciente colectivo y está muy presente», desgrana.

En la obra, en la que el peso de la interpretación recae sobre Jorge Valle, Águeda Llorca y Pau Gregori, tres actores que dan vida a diez personajes, el planteamiento está hecho para que la información se vaya desvelando como si de un juicio público se tratara. «Como la trama se desarrolla en la plaza pública, parece que los espectadores están en un juzgado de la época dorada de Hollywood, inmersos en una de estas películas de juicios clásicas en blanco y negro. Esto es así por el planteamiento, ya que las piezas van encajando poco a poco, manteniendo la tensión», lanza Policarpo muy orgulloso del espectáculo que hoy se estrena. Porque, en palabras de su responsable, «se trata de un texto muy elevado y sugerente, con muchas cosas que van a sorprender a los espectadores».

Pero el tiempo no deja obsoleta la historia. Edipo está, de alguna manera, ligado a la actualidad. Una pandemia, el personaje del rey... Así, Policarpo, responsable de la compañía Bambalina Teatre Practicable, destaca «la realidad de la que parte la obra, con una epidemia de peste que se desata en la ciudad de Tebas y, cuando esto pasa, todos aclaman a su rey, a su líder, y este acaba autoinmolándose por considerarse responsable de toda la situación», lanza. «El referente es una tragedia griega escrita hace 2.450 años pero Edipo es el rey que todos quisiéramos. Un personaje claro, sincero, directo, un rey que toma decisiones en beneficio de su pueblo. Un principio ancestral que se ha perdido y se opone a nuestros líderes. Edipo da muchas lecciones con su manera de ser y de hablar, así como por su forma de enfrentarse a los peores sucesos. Él se enfrenta a la fatalidad desde la pureza de espíritu y alma. Todo lo que dice lo pronuncia en la plaza pública, delante de la gente. Se muestra tal y como es, de manera descarnada. Edipo, es un verdadero héroe, un tipo franco que llora y es natural, se ofende y desconfía. Nuestros políticos deberían aprender de su franqueza, nobleza y sinceridad porque es auténtico y su aspiración debería ser liderarnos de manera noble» argumenta Policarpo. Pero la obra va más allá, por encima de todo, el objetivo es «reivindicar un teatro profundo, de calidad y con valores de futuro».s