Un hombre con trastorno de la personalidad, y que se encontraba bajo los efectos de una intoxicación tras mezclar el alcohol con la medicación, trató en julio de 2019 de prender fuego a su vivienda de Silla, con su mujer y su hijo de 24 años dentro, rociando el piso de parquet con líquido inflamable de barbacoa. «Esto se va a acabar, vamos a arder todos», gritaba mientras deshacía unas pastillas de acelerante para el fuego con un mechero en la mano.

Según la Fiscalía, su intención era la de acabar con las vidas de sus familiares, mientras que el acusado, que ha sido juzgado esta semana en la Audiencia Provincial de València, sostiene que no era consciente de lo que hacía, que en ningún momento quiso hacerles daño y que su intención era la de suicidarse. «Mi idea era quemarme vivo», alegó el acusado.

El Ministerio Fiscal solicitaba inicialmente una pena de catorce años de prisión, siete por cada delito de homicidio en grado de tentativa. No obstante, tras la celebración de la vista oral y comprobar que los únicos testigos directos de lo ocurrido, la mujer e hijo del acusado, apoyaban su versión del intento de suicidio, la fiscal modificó sus conclusiones y pide solo dos años de cárcel por cada intento de homicidio. Incluso alternativamente planteó la posibilidad de que en caso de que los hechos fueran finalmente constitutivos de sendos delitos de amenazas la pena sea de un año y medio de prisión por cada uno.

Las víctimas declaran a su favor

«Su intención era llamar la atención, como siempre», aseguró la esposa del acusado, quien manifestó que en ningún momento temió por su vida ni la de su hijo, y que su marido ya había intentado suicidarse otras veces. «Yo lo que quiero es que lo traten del alcoholismo y de esas cosas que le entran», apuntó la mujer, que modificó sustancialmente las declaraciones que realizó ante los policías locales y guardias civiles de Silla que acudieron a su domicilio tras su llamada de auxilio al teléfono 112 el 21 de julio de 2019. La mujer dijo que no recordaba si le quitó el cigarro de la mano y sobre la frase de que «iban a arder todos», alegó que «no se le entendía bien».

El hijo del acusado, que según la Fiscalía fue el que logró retenerlo, evitando así que prendiera fuego a la casa, también defendió a su padre, asegurando que el cigarro que llevaba estaba apagado y que no recordaba si cogió un encendedor. Pese a que tanto él como su madre no querían orden de protección alguna, la Fiscalía solicitó cinco años de alejamiento para el acusado respecto de ambos al apreciar un riesgo evidente.