El cobarde y cruel asesinato en Elche de María Asunción Pérez, de 47 años, por parte de su marido, Pascual M.C., del que estaba en trámites de separación, será enjuiciado a partir del próximo 1 de diciembre por un jurado popular en la Audiencia de Alicante. La Fiscalía solicita inicialmente que sea condenado a 25 años de prisión y al pago de 150.000 euros de indemnización a los herederos de la víctima. El Ministerio Público, que ha calificado los hechos como asesinato con las agravantes de parentesco y de género, relata en su escrito de acusación el comportamiento machista del asesino confeso durante su relación con María Asunción, como si se tratara de un objeto de su propiedad.

Cuando ocurrieron los hechos el matrimonio estaba en trámites de divorcio y el acusado apenas llevaba dos días fuera del que había sido el domicilio familiar en la calle Felipe Moya de Elche, donde también residían los dos hijos de la pareja.

Según la acusación de la Fiscalía, María Asunción fue la que tomó la iniciativa de separarse y poner fin a su relación con Pascual «debido al clima de control, sumisión y dominio al que se había visto sometida» durante años por el procesado. El marido de la víctima tenía un carácter controlador y posesivo, hasta el punto de que prohibía a María Asunción muchas cosas, entre ellas «estudiar, tomar un café con las amigas, cortarse el pelo o comprarse un ordenador -bajo la premisa de que ‘eso es lo que hacen las putas’», siempre según la acusación pública. Además, le obligaba a desnudarse para que le enseñara las marcas del bikini y comprobar si había estado en la playa o le ocultaba la verdad. Estas prohibiciones respondían a una «idea de dominación y superioridad machista».

A las nueve de la noche del 12 de julio de 2019, dos días después de haberse trasladado a casa de su madre a vivir, el acusado acudió al aparcamiento del centro comercial Aljub de Elche, donde trabajaba María Asunción. Quería controlarla al finalizar su jornada laboral y cuando la vio salir acompañada de un amigo reaccionó con ira y le pidió explicaciones tanto a ella como al hombre. A continuación, se marchó a la puerta del domicilio familiar para esperarla y María Asunción llegó a las diez de la noche; se encontró en la calle a Pascual con varios familiares de él, discutieron otra vez y la mujer fue increpada por todos ellos.

Al finalizar la discusión el acusado se marchó y esa noche tomó la decisión de matarla por el sentimiento de propiedad que tenía respecto de María Asunción y ser incapaz de asumir que pudiera estar con otro hombre, según el fiscal. Se escondió en el parking donde estaba estacionado el coche de María Asunción y cuando se iba a trabajar a las siete y media de la mañana del 13 de julio la atacó de forma sorpresiva por la espalda. Le asestó una decena de puñaladas con un cuchillo de 15 centímetros y minutos después falleció. El acusado salió del garaje y le dijo al dueño de un bar «llama a la Policía que he matado a mi mujer». Bajó de nuevo al parking, llamó a su hermana para confesarle que «lo he hecho» y esperó en la calle la llegada de la Policía.