Alzira es el mejor escenario de la Pasión
Miles de personas recorren cada día los doseles que decoran los pasos procesionales
La ciudad se convierte en el gran parque temático de la Semana Santa
La ciudad aguarda que el Consell declare ese arte efímero Bien de Interés Cultural
A. C.
Cada año las cofradías de Alzira recrean las escenas de la Pasión en locales abiertos al público. Miles de visitantes se agolpan ante el dosel y un jurado valora minuciosamente cada trabajo. La mejor escenografía se elige desde 1963 en un concurso que ha incentivado el talento hasta ofrecer auténticas obras de arte efímero que solo obtienen un banderín como recompensa. Se trabaja durante meses por amor al arte y una buena dosis de devoción.
Muchos pasos procesionales de Alzira son auténticas joyas artísticas. Llevan la firma de imagineros tan cotizados como Antonio Ballester, Octavio Vicent o Antonio Rodilla. Lucirán mucho durante el solemne desfile del Santo Entierro que recorrerá mañana un itinerario kilométrico en Alzira, pero donde mejor se exhiben es en los doseles, una de las grandes muestras de identidad de la Semana Santa alzireña.
Los decorados que envuelven esas esculturas sacras recrean escenas destacadas de la Pasión con tanta espectacularidad y belleza que despiertan asombro y fascinación entre los espectadores que, cada noche, forman largas colas para admirarlos. La capital de la Ribera se convierte con esa escenografía en el gran parque temático de los pasajes previos a la muerte de Cristo.
Cortinajes y flores
Los pasos de la Semana Santa se exhibían hasta hace pocas décadas en los domicilios particulares de los clavarios, que preparaban una sencilla ornamentación que envolvía las imágenes de la Pasión de Cristo con telas y cortinajes combinados con motivos florales. Al irrumpir los años ochenta la competitividad desatada entre las cofradías impulsó un cambio muy significativo en la primitiva concepción de los doseles.
Hoy muestran una ambiciosa puesta en escena que requiere espacios más amplios, mucha imaginación, portentosos efectos especiales, una cuidada iluminación y una música que atrape a los espectadores. La recreación de los paisajes bíblicos de la antigua Jerusalén busca el mayor realismo posible o un decorado innovador que trascienda las reglas artísticas. El objetivo es causar un impacto imperecedero en la retina de los espectadores.
El concurso que ha motivado tanto a las 18 hermandades de la Semana Santa alzireña arrancó en 1963, hace 71 años. La Cofradía de la Oración de Jesús en el Huerto fue la primera que recogió el codiciado banderín que acredita al ganador del certamen y es una de las referentes. Se desentendió pronto de los cortinajes y apostó por recrear el Monte de los Olivos con abundantes aportes de piedra natural, ramas de olivo y matorrales. Otras hermandades como la Santa Cena, la Dolorosa, la Soledad, el Sepulcro, la Santa Faz, el Nazareno o el Devallament se sitúan entre las punteras en un arte que cada año suma más adeptos.
Innovación
Eduardo Part es uno de los responsables del éxito. En 1983 dio una vuelta de tuerca a la tradición. Cambió las telas por la creatividad y llegó a ganar cuatro años seguidos dejándose llevar por el ingenio y la originalidad. Este año ha trabajado cuatro meses junto a otras cinco personas para que el dosel de la Dolorosa se convierta en una estación fija del Vía Crucis que recorren cada día miles de personas para ver los doseles.
El Consell los declaró en marzo de 2018 Bien de Relevancia Local. Esta figura legal garantiza el apoyo y la protección de la Generalitat para asegurar su continuidad. El reconocimiento también abre las puertas a su reconocimiento como Bien de Interés Cultural. Han dejado de ser una tradición local para convertirse en un foco de atracción turística.
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