Veintitrés de las tortugas bobas cuyos huevos se depositaron en la playa de Cap Blanc de Cullera fueron liberadas allí mismo a mediodía ayer. Entraron al Mediterráneo en el mismo lugar que la madre escogió para anidar el pasado mes de julio. El alcalde, Jordi Mayor, consideró la jornada «histórica» al tratarse de la primera vez en que se tiene constancia de que el desove y la posterior llegada de las crías al mar tenía lugar en la bahía cullerense.

Una vez descubierta la puesta de los huevos, la Generalitat habilitó un dispositivo para garantizar la cría lejos de un entorno muy sometido a la acción humana al tratarse de una de las playas más concurridas de la provincia. En ese mismo momento se activó el protocolo con el apoyo de la Universitat de València y de la Fundación Oceanogràfic.

El nido fue trasladado y enterrado en la Playa de la Punta del Parque Natural de la Albufera, una playa de acceso restringido. Los huevos permanecieron unos dos meses allí y 15 días antes de su eclosión se montó una guardia de 24 horas diarias para velar por el nido y poder soltar las crías rápidamente en la playa donde la madre decidió poner los huevos.

A la primera suelta se suma un proyecto con el Oceanográfico de 14 crías más del mismo nido que estarán resguardadas y en observación para que se hagan más grandes y dentro de un año soltarlas también en Cullera. «Un proyecto apasionante que denota que somos una ciudad amiga de los animales», defiende Mayor.

La geolocalización por satélite ha permitido constatar que la tortuga madre se encuentra en este momento en aguas de Chipre.