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Poner el mundo en ‘reset’

El franco-libanés Amin Maalouf publica «Nuestros inesperados hermanos» donde fabula con un apagón tecnológico, aunque la novela busca esperanza a través de la ficción.

en ‘reset’

La literatura tiene, entre otras muchas, la cualidad de ser la piedra de toque de la realidad. De revelar exactamente su valor. De ahí que Nuestros inesperados hermanos / Uns germans inesperats (Alianza), el último libro de Amin Maalouf (Beirut, 1949), autor libanés afincado en Francia desde hace 30 años, premio Príncipe de Asturias, funcione de esa manera.

Hay algo casi mágico en una historia en forma de parábola que relata cómo un apagón tecnológico llevado a cabo por una organización llamada Los Amigos de Empédocles sirve de reset mundial para un mundo en la cuerda floja frente al terrorismo o un posible conflicto nuclear. Bien, nadie esperaba una pandemia pero este parece el momento perfecto para leer el libro de Maalouf que, desde su casa de París, en el que asegura haber trasladado el pensamiento de su celebrado ensayo El naufragio de las civilizaciones, que no auguraba buenos tiempos para el futuro.

Escrita inmediatamente antes de que el covid se cebara con la humanidad, pero corregida en los primeros meses de la crisis sanitaria –«sin haber añadido nada sustancial en la trama»–, esta novela busca en la ficción un ánimo que la vida real nos pone muy difícil. «Necesitaba escribir una historia en la que el mundo se detiene y vuelve a echar a andar porque estamos obligados a buscar nuevas formas de convivencia», asegura un afable Maalouf, convencido de que el papel del escritor en la actualidad debe de ser el del guardián de la esperanza.

«La función de la literatura es volver a imaginar el mundo. Estoy consternado por su evolución. Tanto da si miro mi región natal abocada a una quiebra económica e institucional, como si miro América o Europa –dice–. Me siento consternado por el incremento de tensiones, por nuestra incapacidad de que convivan en nuestras sociedades poblaciones distintas y por nuestra inoperancia al gestionar el progreso de la ciencia y la tecnología». Frente a este Apocalypse Now no duda ni un segundo de su función: «Los escritores tenemos el deber de buscar la luz al final del túnel, incluso cuando esta no se ve».

Buscar salidas al auge de los fanatismos religiosos, lo que Maalouf ha llamado las identidades asesinas, es uno de estos túneles oscuros. Lo sabe bien el escritor, capaz de contemplar el fenómeno del terrorismo islamista de una manera desapasionada, cuando el poder del Estado Islámico parece estar remitiendo, pero todavía resuena en Francia el caso del profesor decapitado, uno de esos sucesos protagonizados por jóvenes terroristas manipulados o espontáneos que cada vez proliferan más.

«La única manera de impedir estos actos –constata– es que con sabiduría y perseverancia se logre que en su propio entorno estos sean inaceptables y condenables. Tendríamos que secar el agua en la que se baña el pez del terrorismo. De momento, lo único evidente en Francia es que hay una brecha entre la población migrante y la gran mayoría de la población del país, con problemas enquistados desde la época colonial, y que el ambiente se está envenenando a marchas forzadas. Necesitamos una visión más serena».

En Grecia empezó todo

Así que ya que el futuro se vislumbra negro, el escritor franco-libanés ha decidido en echar la vista atrás en su novela para encontrar soluciones. Mirar, por ejemplo, más de 2.000 años atrás a un pequeño lugar del Mediterráneo llamado Atenas donde unos hombres inventaron el teatro, la filosofía y la democracia.

¿Cómo debe ser el mundo después de este naufragio en el que nos encontramos? El escritor interpreta la pandemia como un aviso de la Historia: «Nos está diciendo que si seguimos por la vía que llevábamos hasta ahora nos adentramos en un terreno de confrontaciones y crisis infinitas y sin duda necesitamos construir un nuevo orden internacional».

Maalouf ve en esta crisis una oportunidad para partir de cero, para volver a inventar la democracia como hicieron los griegos: «Hay que aprovechar este momento porque no sucede a menudo que la Historia se quede en pausa para toda la humanidad durante un año».

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