Mal que le pese a muchos, la mentada “nueva normalidad” ni da signos de llegar como tal ni es esperada a la vuelta de la esquina cuyo ángulo se ha vuelto un eterno espaciotemporal. Con todo el mundo pendiente de la carrera de los lobbies farmacéuticos por la nueva panacea, 2020 se dispone al cambio de folio sin nada que celebrar excepto el hecho de que –algunos-seguimos vivos y sanos. Aún. Y en las artes plásticas –espejo histórico y crónica contumaz del recorrido humano- esta circunstancia de puntos suspensivos se traduce en lo mismo: un continuo vacío de adjetivos que no pudo especular ni la tendencia conceptual de su desmaterialización.
Tiempo de puesta a prueba de la maquinaria galerística tras la cuarentena e incertidumbre inicial, la apertura coordinada de veinte espacios locales e inicio de temporada AbiertoValencia, de septiembre, puso de manifiesto que la voluntad se imponía sobre las barreras sanitarias más ignorando que ante situaciones de emergencia lo preconcebido ya no funciona; esto es, que asumiendo las nuevas formas protocolarias el fondo programático siguió siendo el mismo: el de un mercado que había dejado de operar, en gran medida por la cancelación o virtualización de sus citas feriales de las que sólo la castellonense Marte ha podido escapar constituyéndose en brillante excepción.
Dicho lo cual, y sin renunciar a la esperanza como único efectivo antídoto accesible para todos y ad portas de una campaña navideña que podría insuflar ánimos a la escuálida caja de la comunidad galerística (sí, este es una llamado a consumir arte) cabe consignar los destellos de una noche oscura antes de que se pierdan por necesidad del olvido. A saber: La espectacular exposición de Inma Femenía en Bombas Gens, como preclaro relato de los caminos de la luz entre lo natural y lo artificial interpretables cual vinculados estados de consciencia; la magnificencia emocional de la obra de María Marchirant en Galería Vangar, suma de síntesis cromática y conmoción perceptiva que –sintomáticamente- recibió el voto popular en el citado AbiertoValencia; el extraordinario ejercicio dibujístico Respiración Botánica de Nieves Torralba en Gabinete de Dibujos (reseñado en estas páginas por Isabel Pérez), fiel reflejo de una nueva óptica sobre la naturaleza; el reconocimiento local a la trayectoria de J.A. Orts cuyo trabajo escultórico-sonoro e interactivo recibe sus parabienes en el extranjero, en la forma de una apretada pero cabal retrospectiva en el –por fin- reformado Muvim y, como expresión del espíritu colaborativo que anida en los independientes, la muestra Pinceladas Colectivas en Sporting Club Russafa largamente producida por Miguel Ángel Aranda incluyendo a dos centenares de participantes con el resultado de una panorámica estilística del arte valenciano alternativo vigente. Cinco ejemplos expositivos que hablan de la autenticidad que estos tiempos amenazados requerirían.
Cabe más si seguimos creyendo en el futuro. Refrendo de la vitalidad del arte en la Comunidad Valenciana se suman: El Premio Nacional de Artes Plásticas al director del Departamento de Pintura de la UPV, José Ma. Yturralde, el Premio Velázquez de Pintura a Soledad Sevilla, el Premio Nacional de Ilustración a Paco Giménez, el de fotografía a la alicantina Ana Teresa Ortega, y el de diseño a Pepe Gimeno, que sucede a la también valenciana Marisa Gallén, ganadora de la anterior versión. Y respecto al ámbito de los escaparates artísticos: No sólo nadie ha cerrado sus puertas en Valencia a la hora de firmar estas letras, es más, se adhieren a la aventura: la adjudicación de la gestión del nuevo espacio expositivo del edificio Veles e Vents diseñado por David Chipperfield a Intramurs, la continuidad del proyecto de producción cultural independiente de A10, la reconversión del desaparecido Visor en Espacio Modotti, la apertura de The Liminal orientado a artistas queer, la llegada de LABA desde Italia con la asesoría de María Tinoco de The Blink Project, la reapertura de la sudafricana Jan Royce Gallery tras confinarse recién estrenada, y la toma de posesión como nuevo propietario de la pionera Punto de su hasta ahora director artístico Jorge López. Sólo es de esperar que estos nuevos protagonistas entiendan que no se trata de viejas o nuevas normalidades, sino de otro mundo. He aquí los haberes de lo que ha sido, hasta ahora, la primera resistencia.
