Howard Gardner transformó en 1983 los planteamientos sobre las formas de entender las inteligencias y las capacidades. Hablaba de capacidades potenciales que el contexto social, familiar y cultural es capaz de activar y desarrollar en cada persona. Nacemos con una predisposición a desarrollar distintos tipos de inteligencia en marcos distintos que deben potenciarse para alcanzar los niveles que busquemos. Así, Gardner y su equipo definieron 12 tipos de inteligencia pasando por la lingüística, lógico-matemática, musical-auditiva, emocional, creativa o colaborativa, entre otras.

Si de forma colectiva tomásemos esta teoría, estaríamos a ciencia cierta en un punto muy distinto al de hoy. Sin embargo, una vez más, el 3 de diciembre, Día Internacional de las personas con discapacidad, toca poner el foco en una eterna olvidada: la discapacidad intelectual. Es innegable que nuestras ciudades y sociedades, afortunadamente, han dado un salto mayúsculo en la adaptación y la accesibilidad para personas con movilidad reducida o discapacidad sensorial. Incluso hemos avanzado en concienciar, sensibilizar y empatizar con las necesidades concretas de las personas con discapacidades intelectuales. Pero la adaptación cognitiva, hacer entendible, accesible y cercano nuestro entorno, cultura, ciudades, etcétera sigue algo escondida en un cajón.

Desde Asindown llevamos años visibilizando, concienciando y haciendo partícipe a la sociedad de los cambios que debe afrontar. Todos nuestros programas están planteados con una doble intención: la mejora concreta de las capacidades de las personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual y la visibilización de la tarea colectiva que tenemos de avanzar hacia una sociedad más inclusiva. Afortunadamente hemos evolucionado de posturas que ponían el foco en la falta de capacidades individuales hacia planteamientos mucho más certeros e inclusivos que se centran en las barreras a las que se enfrentan algunas personas, bien sea por circunstancias temporales o permanentes, y que, como sociedad, debemos eliminar. No podemos trasladar la responsabilidad a quienes sufren sus consecuencias porque esas barreras son reflejo de una actuación concreta en nuestra sociedad y lo que debemos afrontar, si pretendemos ser una sociedad inclusiva, es identificar esas barreras y eliminarlas por completo.

En Asindown consideramos que nuestro planteamiento debe partir de reconocer que somos personas totalmente interdependientes. Esto es, que necesitamos del cuidado y la atención de otras personas en muchos momentos y aspectos de nuestras vidas. No sólo durante la niñez o la vejez. Atravesamos circunstancias temporales, y en ocasiones permanentes, que precisan de una atención concreta, medidas específicas y recursos que nos faciliten la vida. Este planteamiento innegable debe trasladarse a las necesidades cognitivas, psicológicas, físicas o sensoriales que cualquier persona necesite para formar parte activa de la sociedad. Y es importante recalcar este último concepto. Cada persona debe ser agente activo de los cambios que la sociedad necesita. Debemos dar la oportunidad a que se expresen, señalen las barreras y comuniquen qué necesitan, tracen su modelo de vida y, de forma colectiva, derrumbemos prejuicios, estereotipos, dificultades añadidas y limitaciones impuestas. La ignorancia, hoy en día, sigue siendo la principal causa de discrimanción. Es por eso fundamental que se visibilicen todas las realidades. Que la diferencia sea una virtud, que lo distinto enriquezca, los matices que nos diferencian sean motivo de crecimiento y que, sobre ellos, aprendamos y construyamos una sociedad para todos y todas. Ya está bien de saltar barreras.