Emana una fuente de sensaciones, desde el humor y el drama hasta la fantasía y el valor, que prenden en buena parte ante un público que se convierte en cómplice del pequeño protagonista, un niño de ocho años al que se le ha olvidado crecer y que sufre las consecuencias del inevitable complejo de estatura.

Cuestiones que en buena medida salpican la cinta y logran que su relato, con mucho de cuento y de exaltación de la amistad por encima de todo, con una exquisita ambientación en los años cuarenta, se convierta en una delicia que solo muy esporádicamente puede resultar algo empalagosa. Un título, desde luego, a tener en cuenta que no ha gozado en España del relieve y de la acogida a que se hacía acreedor y que supone el segundo largometraje del director mexicano Alejandro Monteverde, que se dio a conocer en el plano internacional hace nueve años con Bella, un cinta polémica que abordaba el tema del aborto desde una óptica abiertamente contraria en todos los supuestos al mismo.

Si algo deja patente este nuevo largometraje es su encomiable ambientación y decorados, fruto de una estética muy elaborada que se agradece y que aporta color y luminosidad. También se deja notar su tacto y su imaginación a la hora de reflejar unos niños que pierden todo rasgo de ramplonería. El que aquí maneja las riendas del argumento, Little Boy, es todo un recital al respecto.

Obsesionado porque sus vecinos y compañeros se burlan de él, solo tiene un amigo, su propio padre, pero desgraciadamente un funesto día lo abandonará para servir al ejército de su país en la Segunda Guerra Mundial tras el bombardeo de Pearl Harbor. Algo terrible para él que solo superará con su amistad con un mago que le enseñará trucos fascinantes.

Empeñado en derrotar esa soledad que se ha cebado con él, Little Boy tiene una oportunidad para cambiar el curso de los acontecimientos que más le afectan y no ha perdido la esperanza de saber algo del paradero de su padre, dado por muerto en la campaña de Filipinas. Es la prueba más terrible que podía esperar, ya que entraña cumplir una serie de requisitos muy complicados que le debe suministrar en una lista nada menos que un vecino y anciano japonés, un enemigo en toda regla para él que sufre las consecuencias de la epidemia antijaponesa que afecta a todo el país.