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Lourdes Paramio: "Los laboralistas estamos casi como de enterradores"

Abogada y concejal de Cs en Segorbe, donde tiene su segunda residencia, Paramio cree que los laboralistas merecieron un aplauso como los médicos en esta pandemia

Lourdes Paramio, el jueves, antes de recibir el premio EVAP a la Asociada. germán caballero

H ija de un veterinario leonés y de una profesora de Historia «muy moderna, que ya fumaba en la posguerra», Lourdes Paramio nació en 1958 en la patria del vino Vega Sicilia y de su progenitora, en la vallisoletana Valbuena de Duero. La madre tení a la convicción de que sus cuatro hijos debían convertirse en funcionarios, porque en aquella zona de la vieja Castilla «no había suficientes empresas para acoger a tanto licenciado. A los 24, todos lo éramos». Paramio terminó la carrera de Derecho, aprobó en Madrid las oposiciones a técnica de la Seguridad Social y en 1983 fue destinada a Palma. No le gustó demasiado: «Me encuentro una administración muy antigua, donde todo eran obstáculos y donde a los técnicos titulados, que fuimos la primera promoción, nos veían como una amenaza». Por suerte para ella, no duró mucho su estancia en aquel lugar donde «todos se apellidaban igual». Durante la realización de un curso en Santander sobre la reforma de las pensiones, «conozco a una gente de València, me gusta su planteamiento y pido el traslado. Luego no me gustó mucho cómo funcionaba aquí la SS y a los dos o tres años, por una casualidad, salen unas plazas de letrado del Fogasa [Fondo de Garantía Salarial], me presento, me dan plaza y ahí cambia mi vida profesional muchísimo», recordaba este pasado jueves, horas antes de recibir el premio a la Asociada que entrega anualmente la Asociación de Empresarias y Profesionales de València, de la que es socia desde 2007.

También acabó por contravenir los designios maternos, porque «dejo de ser una funcionaria formal,me dedico a defender al Fogasa en los tribunales y me relaciono con abogados. Y eso es lo que me gusta. Estando en el Fogasa, salieron unas plazas de la Abogacía del Estado y logro una. Estuve año y medio». Entonces llega otro cambio. En una conferencia que impartió, un socio de Cuatrecasas le ofreció entrar en el despacho como consejera. Fueron casi cinco años, hasta 2008, cuando monta su propio bufete junto a varios abogados que provenían de otras especialidades de otros despachos. El bufete no tiene un nombre. Es un sistema de colaboración desde la independencia personal y compartiendo espacio. Especializada en laboral/concursal, ahora mismo tiene una empleada. Soltera y sin hijos, vive en pareja desde hace 18 años con un periodista de televisión. Paramio se declara enamorada del campo y la naturaleza: «Más que de los seres humanos». Tiene una segunda residencia en Segorbe, lo que a la postre la ha llevado a ser concejal en esa población por Ciudadanos, al que no está afiliada. Aceptó por su sintonía con los «fundadores» de esta formación política. Amante de la literatura clásica -no de la de ‘best sellers’- y el cine, padeció cáncer, pero ni la quimioterapia la apartó del trabajo.

¿Cuál es la situación de las mujeres en la abogacía laboralista?

Como profesionales, te quitas el sombrero. Hay muchas mujeres ocupando cargos de responsabilidad. Ahora bien, es dificilísimo para las mujeres que tienen cargas familiares. Es un oficio muy difícil para compaginarlo. Los clientes buscan al abogado concreto. Si coges una baja maternal, pierdes negocio. Están siempre machacadas por un sentimiento de culpabilidad por descuidar o a los hijos o a la profesión.

La reforma de las pensiones está a la vuelta de la esquina. ¿Qué hay que hacer?.

El gran problema no es de actividad o de crisis, sino que llegamos a la jubilación los baby boom. Llegamos muchos y muchos con pensiones muy altas por la mejor formación y carreras profesionales potentes. La única solución es que empiece a haber traspaso de fondos del Estado a través de sus ingresos. Lo hacen en todos los países de Europa. No seríamos una anomalía.

El Gobierno va a frenar las prejubilaciones. ¿Qué le parece?.

La edad de jubilación real es bastante inferior a la legal, casi cuatro años, si el tope está en 67. Con una expectativa de vida de 85, la percepción de pensiones es 22 años y eso no hay quien lo aguante. Si la gente se prejubila, el problema se acrecienta. Hay que ponerle freno otra vez.

Usted es abogada laboralista, ¿cómo va la faena en estos tiempos de coronavirus y ERTE masivos?

Tenemos muchísimo trabajo. También merecimos aplausos como los médicos. Si ellos salvaban vidas, nosotros impedíamos que las personas se murieran de hambre. Muchas empresas, sobre todo de servicios, no tenían liquidez más allá de 15 días para hacer frente a los salarios y otros gastos como el alquiler. Hubo que trabajar a marchas forzadas para preparar ERTE lo antes posible para que pudieran cobrar. Ahora estamos en una situación de todo cogido con alfileres. Se siguen prorrogando los ERTE de empresas que no tenemos claro que van a poder mantenerse y estamos rezando a la virgen de Lourdes de que esto se solvente. Si no hay vacuna que permita a la gente trabajar, dado que no podemos mantener a la gente en esa situación mucho más tiempo, cerrarán empresas de forma masiva y la economía se hundirá mucho más de lo que está ahora. En este momento, hay muchas empresas zombies, que están mantenidas por el Estado a la espera de que esto cambie.

¿Cuáles son los principales motivos por los que recuerren a ustedes los trabajadores y las empresas?

Despidos, invalidez denegada, procesos de reestructuración en las empresas. Había una cosa muy bonita que se hacía antes, que eran los planes de empleo, de formación, de sistemas de retribución, que en este momento no se hacen. Ahora los laboralistas estamos casi como de enterradores o tratando de salvar empresas.

¿Qué previsiones maneja para principios de año, cuando se prevé un abundante cierre de empresas?

Fatal. Los ERTE se han prorrogado hasta el 31 de enero, pero no creo que se vuelvan a prorrogar. Si no hay, habrá que ver qué se hace con el empleo: las empresas tendrán que decidir entre cierres o despidos.

¿Están preparados los juzgados de lo social para hacer frente a lo que se avecina?

No. Aún no nos habíamos puesto al día con la crisis de 2007. Arrastrábamos retrasos de hasta nueve meses antes de la pandemia. Y ahora ya están señalando a dos años y aún no ha llegado la avalancha.

¿Cómo ve el futuro económico?

Mal. Aunque este país tiene facilidad para renacer.

¿Cómo ve una concejal de Ciudadanos la pelea diaria de los políticos y la falta de unidad ante una crisis tan descomunal como la que estamos viviendo?

Horrible. Esto es un despropósito. No solo pasa en el Congreso, sino que también en el propio ayuntamiento de Segorbe. Estamos en tiempos de unidad. Entiendo la discrepancia en el contenido, pero sin descalificaciones personales y no rechazando de entrada una propuesta porque venga del otro.

¿Se siente cómoda con que los gobiernos en los que participa Ciudadanos dependan del apoyo de la ultraderecha de Vox?

No me siento cómoda con la posición de ninguno de los partidos, sí con personas concretas. Desde luego, mucho menos con Vox, que parece que nos quiere llevar a las cavernas. No rompo con Ciudadanos porque soy totalmente independiente.

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