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¿Una campaña para la esperanza?

¿UNA CAMPAÑA PARA LA ESPERANZA?

E l comienzo de la campaña citrícola es de momento esperanzador aunque no hay que lanzar las campanas al vuelo. Se detecta una menor presencia en los lineales de nuestros supermercados de cítricos importados de terceros países y también una mayor demanda como consecuencia del aumento del consumo. El hecho de ser una fruta con durabilidad y que se le asocie como reforzadora del sistema inmunológico y con propiedades saludables ante la covid-19, provoca que los consumidores se lancen a por nuestros cítricos. La calidad, claro, también influye.

Disponemos en esta campaña de un volumen de producción bastante equilibrado, situado en la media de las últimas diez campañas, suficiente por tanto para abastecer a los mercados. Además, la previsión del aforo indicaba que el aumento en relación a la pasada campaña se daba sobre todo en esta primera parte y por ahora nuestros cítricos salen sin problemas a los mercados. Los precios por ahora son también más altos que el ejercicio anterior.

En pocos días nuestras naranjas ya estarán presentes en las tiendas, mercados y supermercados y se sumarán a las mandarinas. Esta misma semana hemos celebrado el primer corte de la naranja valenciana, organizado por la IGP, y al que nos hemos sumado por primera vez todo el sector. Un evento sin duda a consolidar pero no todo es positivo. El tema de las importaciones de terceros países y la posible entrada de plagas nos preocupa y mucho. Desde la Unió abanderamos una lucha para que Bruselas y Madrid adopten este asunto como prioritario. No hay más que darse una vuelta por algunas explotaciones para ver como el ‘cotonet’ importado de Sudáfrica les ha afectado. Impotencia y rabia precisamente en una campaña que se les antojaba positiva.

Al eliminar aquellos productos fitosanitarios eficaces contra la plaga nos vemos obligados a rezar para que su incidencia sea la mínima posible. Por favor, agilicen los métodos de lucha biológica, nuestra única salvación ahora, para que el ‘cotonet’ no sea pronto la ruina de los citricultores valencianos. Y que esto vaya acompañado por una mayor inversión de las administraciones en materia de sanidad vegetal y control y lucha contra las plagas, uno de nuestros graves problemas en estos momentos.

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