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El reto de regular el tiempo de trabajo

La pandemia no ha detenido los trabajos de las Corts para abordar el futuro, para racionalizar horarios y afrontar el reto de emplear a la población

Empleada de un hotel,en una imagen de archivo.

Resulta casi provocador abrir un debate sobre la reducción de la semana laboral para crear nuevos puestos de trabajo justo cuando, precisamente, cientos de miles de empleos y empresas se juegan su supervivencia. O quizá sea el mejor momento: reflexionar como casi nunca se hace, con la mirada en el largo plazo, para diseñar el futuro que debe nacer tras este 2020. La pandemia no ha detenido los trabajos de las Corts para abordar el futuro, para racionalizar horarios y afrontar el reto de emplear a la población en un contexto de desaparición de puestos por la digitalización. El profesor de Derecho del Trabajo de la UV, Adrián Todolí, intervino esta semana en sede parlamentaria para poner sobre la mesa algunas ideas que no deben pasar inadvertidas. «Si se quiere analizar el uso del tiempo de trabajo es necesario siempre contemplar cuatro variables juntas», introduce. Productividad, salario, jornada de trabajo e intensidad han de ir en la misma dirección para que no se contrarresten entre ellas. «Por ejemplo, si se reduce la jornada, pero se aumenta la intensidad de trabajo, los accidentes de trabajo y el absentismo solamente se incrementarán», ejemplifica el experto, citando la situación de las trabajadoras de hotel. «Es el caso de las kellys, cuya jornada no ha aumentado significativamente, pero sí su intensidad, donde antes tenían que hacer 10 habitaciones por jornada ahora tiene que hacer 20, lo que ha incrementado sus problemas de salud».

Analizando esas variables, Todolí encuentra disfunciones que le hacen concluir que «no existe justificación para las jornadas maratonianas que tenemos en España», con una media de 1.701 horas al año, muy por encima de los empleados de Alemania, el país donde se pasan menos horas en la oficina, con un total de 1.368 horas. Y es que, comparando la situación del trabajo en España con respecto a Alemania, a quien se toma como modelo en este tipo de análisis, existe un desequilibrio en España respecto a la productividad (’solo’ somos un 20,7% menos productivos que ellos) o las horas de trabajo (por contra se trabaja un 24%), pero eso «no justifica que en España se perciba un 45% menos en salario». Por ese motivo, «poco sentido tendría reducir la jornada con reducción de salario ya que eso solamente aumentaría la ya gran brecha existente entre los niveles salariales de ambos países».

«Es socialmente insostenible mantener una semana de 40 horas», apunta el especialista en derecho del trabajo

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La patronal española lleva años insistiendo en que el alza de los salarios debe ir ligados a la productividad. «Lo que ocurre y se ve en los datos es que en este país está totalmente desligado: la productividad de los trabajadores españoles no justifica los bajos salarios ni las largas jornadas de trabajo que tenemos. En definitiva, hay margen en nuestro país para o bien aumentar los salarios o bien disminuir la jornada», apunta el profesor de la UV.

En este punto, ¿qué sería más adecuado? ¿subir salarios o reducir la jornada laboral? Cada cuál tendrá sus preferencias, pero basándose en diferentes estudios, el experto en Derecho Laboral aboga por una reducción de la jornada, tal como se han posicionados autoridades de empleo como Labora, la oficina de empleo de la Generalitat. Todolí apunta tres razones para reivindicar la bondad de la reducción de jornada. La primera es la mejora de la salud, ya que implica una reducción del absentismo y las bajas, lo que supone un bien para los trabajadores y «un ahorro en costes muy significativo». «Una residencia de ancianos en Gotemburgo (Suecia), que contaba con 68 enfermeros, redujo la jornada a seis horas diarias, con el mismo sueldo. El resultado fue positivo, ya que los trabajadores cogieron menos permisos por enfermedad y aumentaron la productividad», explica a modo de ejemplo.

Durante su intervención en las Corts, Todolí se apoyó también en cambios culturales y de roles familiares para apostar por una reducción de jornada en aras de la conciliación. «Hay que partir de que la jornada de 40 horas está basado en un modelo familiar muy alejado del actual. Un modelo en el que la mujer se quedaba en casa realizando todas las tareas que el hombre no podía realizar precisamente por estar trabajando 40 horas a la semana. Por suerte ese modelo familiar está desapareciendo, introduciéndose la corresponsabilidad, pero para ello es necesario que la jornada de trabajo se reduzca. Es decir, además de que, como hemos visto, los datos de productividad y de nivel salarial no justifican las largas jornadas de trabajo es que además es socialmente es insostenible», explica.

Finalmente, entra en juego la cuestión económica: el reparto del empleo. «Los procesos de automatización y la inteligencia artificial están aumentando la productividad en todos los sectores y este efecto cada vez será mayor. Ello significa que literalmente donde antes hacían falta 10 trabajadores ahora hará falta 1. Ante esta cuestión parte de los expertos indican que la inteligencia artificial va a crear desempleo, mientras que otros, predicen que, tal y como en su día señaló Shumpeter, se va a producir la ‘destrucción creativa’ y acabarán apareciendo nuevos empleos y en general reduciendo el desempleo», concluye.

¿A más robots menos empleo? Alemania lo niega

El secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedeu, abrió el debate sobre el futuro del empleo. Aquello derivó en un encargo al think tank británico Autonomy, que emitió un informe que contenía propuestas como la jornada de 32 horas en un contexto de mayor productividad por la digitalización. La incorporación de la robótica a los procesos productivos, de hecho, siempre se ha visto como una amenaza al trabajo. Sobre esto, Adrián Todolí apunta: «Países con mayor número de robots, como Alemania o Japón, también tiene menores niveles de desempleo, por lo que en principio no parece haber una relación directa entre automatización y desempleo. Sin embargo, siempre hay que mirar todos los datos. Y la realidad es que Alemania, por ejemplo, en el sector industrial altamente robotizado tiene una jornada semanal media de 28 horas. Donde aquí hay 2 trabajadores ocupados en Alemania hay 3. Una forma de reparto del trabajo que reduce el desempleo y mejora la salud del trabajador reduciendo absentismo e incapacidades». 

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