La fiesta de las Fallas se alimenta de personas que transmiten de generación en generación el apego a la fiesta. Eduardo Remohí Giménez tiene su particular sitio en la historia. Dífícil encontrar un sinónimo para "padre orgulloso" que no sea él mismo. A lo largo de quince años vería desfilar por lo más alto de la fiesta a sus dos hijas y dos veces. Susana, en la corte infantil de 1988. Tres años después lo hizo Sonia en la de 1991. Y diez años después, como un reloj, ambas regresaron. Susana, a lo grande, como fallera mayor de València de 1998. Y nuevamente tres años después, Sonia, en la corte de 2001. Un particular trébol de cuatro hojas. Esa transmisión de generación en generación continúa con su siguiente pasión. su nieta Sofía, con quien desfilaba como feliz "iaio" cuando, hace dos años, fue fallera mayor de la Plaza del Negrito.

La carrera de Susana ha continuado con sus aportaciones como jurado de fallera mayor, como asesora del concejal de fiestas y apostando claramente por las Fallas en su etapa de directora de LevanteTV.

Eduardo Remohí ha fallecido a los 70 años. Su vida estuvo ligada al mundo de la galvanotecnia, los recubrimientos metálicos. La empresa que había iniciado su padre. Porque esa era la fama del apellido Remohí durante dos generaciones. Después llegaría el hermano, Pepe, que convertiría el apellido en el mejor sinónimo de los avances médicos en reproducción asistida fundando el Instituto Valenciano de Infertilidad, ese también excepcional mantenedor de Consuelo Llobell. Pero todo surgió del pequeño taller paterno en el que continuió Eduardo hasta que se jubiló y transfirió a los empleados.

Eduardo besa a su hija Susana, el día que fue elegida fallera mayor de València de 1998, en presencia de su esposa, Mila.

Otra de sus pasiones fue el Levante UD, reforzada por la aparición en la familia de su yerno, Javier Vich, actual director de gestión y desarrollo de negocio del club granota y padre, con Sonia, de ese ojito derecho llamado Sofía.

Hombre de permanente sonrisa, su fallecimiento ha causado hondo pesar. Especialmente en aquella generación de padres y madres de la primera corte de honor del siglo, los progenitores de las célebres "patas negras". Ayer, una de ellas, Raquel Sahuquillo, lo resumía en un mensaje: "El 2001 siempre te recordará". Y unos corazones.