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Keraben y el ITC estudian el uso de desinfectantes en revestimientos

Las pruebas realizadas confirman que la cerámica permanece inalterable y se sitúa como una solución segura y sostenible tanto para espacios interiores como exteriores

Una de las principales acciones tomadas y recomendadas por las autoridades para minimizar la expansión de la covid-19 es la desinfección de los espacios. Esto se hace en muchas ocasiones con productos químicos agresivos que, dada su toxicidad, impactan en los materiales de recubrimiento tratados, en la salud humana y en los ecosistemas. Pero, ¿todos los materiales de revestimiento resisten por igual la desinfección intensiva?

Ante esa pregunta, Keraben Grupo, junto con el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC), ha realizado un exhaustivo estudio comparativo de la respuesta de los materiales de revestimiento ante el uso de productos desinfectantes, del que se desprende que los productos cerámicos se sitúan como una de las soluciones más higiénicas y cuyas cualidades mejor perduran en el tiempo cuando sufren el ataque químico de estos productos. La compatibilidad con los desinfectantes de los distintos tipos de materiales usados en el revestimiento de las superficies puede llegar a ser clave en caso de amenazas microbiológicas venideras, contribuyendo a reducir el número de infecciones.

Tras este estudio, se confirma que la cerámica permanece inalterada ante el ataque de estos químicos y se sitúa como una solución segura y sostenible, tanto para el uso en interiores como exteriores. Además, permite un uso más racional de los productos desinfectantes, identificados en muchos casos como peligrosos para la salud humana y el medio ambiente. No hay que olvidar que el abuso de estos productos tiene implicaciones medioambientales claras, ya que acaban en el sistema público de alcantarillado de aguas pluviales (desinfección exterior) o afectando al tratamiento de aguas residuales (desinfección interior), debido al aumento de la toxicidad de dichas aguas. Algunas de estas sustancias se consideran como tóxicas para la vida acuática y son corrosivas para la piel, pudiendo causar graves quemaduras y daños en los ojos. Es necesario, por ello, compatibilizar el uso de estos productos con el respeto al medio ambiente, sin comprometer la calidad de vida de las generaciones futuras.

El estudio ha cubierto 21 tipos de materiales: 5 tipos distintos de cerámicas en uso para pavimentación; 3 tipos distintos de productos basados en PVC y 3 tipos de productos laminados; 3 tipos de madera en tonos oscuro, claro y multicapa; 2 tipos de moquetas con fibras naturales y 2 tipos de moquetas con fibras sintéticas; y 3 tipos distintos de piedras y mármoles.

Productos químicos

A todos los materiales se les ha sometido al efecto de productos químicos para limpieza o desinfección, como lejía, amoniaco, sosa cáustica, ácido cítrico, salfumán, ácido láctico, agua oxigenada, acetona, higienizante y desinfectante. Los ensayos han reproducido en primer lugar una limpieza convencional con la dilución recomendada por los fabricantes de los productos químicos, con un aclarado posterior y sin él, y en segundo lugar un derrame accidental de dichos productos en la concentración directa de su envase, considerando su rápida detección y retirada, o dejándolo una jornada sin retirar.

De los resultados del estudio puede deducirse que, en los materiales con mayor degradación, una posible causa derivada del aumento de la rugosidad superficial es que el uso intensivo de desinfectantes no solo podría afectar a la pérdida de sus cualidades estéticas y prestaciones técnicas, sino que podría favorecer la fijación de determinados microorganismos, hongos, bacterias y virus, lo que requeriría mayores usos de desinfectantes con el tiempo. La cerámica destaca como uno de los materiales más resistentes a los desinfectantes constituyéndose como una de los materiales más higiénicos y duraderos.

El ITC, además también trabaja, en colaboración con la Universitat Jaume I, en el proyecto europeo «Desarrollo de recubrimientos novedosos y rentables para aplicaciones de procesos de alta energía», que forma parte del programa europeo Forge y que tiene como objetivo el desarrollo de nuevos materiales de revestimiento para un futuro industrial sostenible.

El proyecto aborda los problemas de degradación de la superficie de los materiales en entornos industriales, centrándose en los problemas clave de la corrosión de los componentes metálicos, la fragilidad de algunos de ellos, la erosión y la descomposición térmica a temperaturas pirolíticas, entre otros. Lo que se pretende es proporcionar un nuevo marco, basado en el conocimiento, para diseñar materiales complejos desde el punto de vista de su composición, que pueden ser, por ejemplo, tanto aleaciones como composiciones cerámicas hechas ‘a medida’, con la combinación necesaria de dureza, tenacidad, impermeabilidad a los gases y/o resistencia a la corrosión, entre otros, a fin de satisfacer las necesidades específicas actuales y futuras en un entorno de procesamiento individual con uso intensivo de energía.

Revestimientos óptimos

Para ello, y según se informa desde el ITC, «está previsto desarrollar una metodología para diseñar revestimientos óptimos, de alto rendimiento, capaces de resistir un conjunto específico de mecanismos de degradación, además de definir el mejor método para aplicarlos, por ejemplo, en el caso concreto del sector cerámico, en el desarrollo de recubrimientos refractarios para hornos de cocción cerámica».

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