Desde el cierre del mercado aún no han pasado ni dos semanas pero el Levante ya está metido en la planificación del siguiente. De hecho, Quico Catalán se reúne hoy por primera vez con las cabezas visibles del área deportiva para revisar tanto el trabajo realizado como para perfilar los siguientes pasos. Con la llegada de Manolo Salvador y David Navarro se implantó una metodología en la que las reuniones son periódicas. Esta tutela por parte del presidente es uno de los puntos de inflexión respecto a la anterior etapa, en la que a ojos de Quico y el Consejo pasó factura el descontrol y las refriegas internas.

En este momento todo apunta a una línea continuista en un proyecto que ya está en marcha y que va a estar marcado por las mismas condiciones deportivas y económicas que los dos últimos. Quico ha avisado de que habrá que vender para cuadrar las cuentas, por lo que la fecha de caducidad de Campaña principalmente es el próximo verano siempre y cuando el mercado supere el trauma de la covid. Con la necesidad de seguir haciendo hucha para devolver la financiación de los proyectos del Ciutat y Nazaret, los planes pasan por una política similar a la de hasta ahora. No volverán los tiempos de pagar traspasos altos, aunque hay confianza en ir poco a poco abriendo la mano. Un objetivo claro es superar los problemas con el fair-play. Y a partir de ahí remodelar una plantilla cuya columna vertebral se ha mantenido a cambio de un gran esfuerzo. También tienen que entrar las renovaciones pendientes y el tema de los canteranos, por los que la apuesta es sacar rendimiento bien deportivo o bien económico.

El nuevo proyecto arranca con la peculiaridad de que el área deportiva acaba contrato en junio, igual que hace dos años. De momento no hay una propuesta formal para renovar sobre la mesa. Sin embargo, la situación es muy distinta a la de entonces, con una manifiesta sintonía profesional. También lo es la valoración que desde el club se hace de su labor. Todo ha estado muy condicionado por una plantilla con exceso de fichas y alto coste a la que los siete jugadores que se han añadido en los últimos mercados lo han hecho por una inversión fija de 3,8 millones.

Dentro de una línea continuista, de lo que sí que hay visos es de que pueden producirse cambios, aunque tal y como ha dejado claro esta semana, Quico se volverá a imponer que sea el club quien marque los tiempos. «Vamos a ver los próximos meses. Ha sido un año muy difícil. Vamos a tener tranquilidad porque todo ha sido una vorágine. Tenemos que analizar y ponerlo en consenso. A partir de ahí, valorar qué hacer», asegura el presidente.