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Raso y junto al palo

El magnate Lim no era tanto

El magnate Lim no era tanto j.m. lópez/sd

La fórmula ideada por el denominado magnate financiero, Peter Lim, de entregar pagarés a los futbolistas, para no soltar la correspondiente soldada, puede interpretarse de dos maneras: como muestra palmaria de incapacidad económica para seguir al frente del Valencia CF Sociedad Anónima, o es una estratagema para justificar las vergüenzas que está cometiendo desde el punto de vista deportivo y económico. Con tal decisión quiere dar consistencia formal a las declaraciones de su acólito, el señor Murthy, miembro del Cuerpo diplomático de Singapur, no del Reino Unido, Francia o El Vaticano, pongamos por caso, que anunció días atrás que la situación económica de la entidad estaba acercándose a la bancarrota. Es lo que nos faltaba. Ya hay quien barrunta causas de disolución.

Anil hizo un aviso para barcos pesqueros y navegación de cabotaje. Hizo una advertencia para que el personal civil cesara en sus protestas y aceptara las ventas de los jugadores más cotizados, a precio de saldo, e incluso el regalo de Parejo. La niña bonita de Lim ya avisó: el club es nuestro y hacemos los que nos da la gana. Lo que no dijo fue que encima nos quieren mear en la pechera anunciando los impagos que, como consecuencia, el Valencia estará en todos los corrillos, programas de televisión, radio y periódicos en los que el club, su historia, su prestigio, queda a los pies de los caballos o a la altura del betún si lo prefieren.

Hace unos años el club pasó por situación precaria económicamente y Eugenio Calabuig, castellonense, presidente de Aguas de Valencia, prestó 50 millones, que fueron devueltos cuando Manolo Llorente tomó el mando. Se pasó el trance como ahora podría ocurrir, porque el pacto entre el banco y el club permitirá a los futbolistas percibir sus salarios. No obstante, el campanazo se oirá incluso en Singapur aunque aquí suelen tener taponados los oídos.

Los valencianistas de buena fe deben hacerse a la idea de que el futuro es más oscuro e incierto que el reinado de Witiza. La solución, la vuelta a los orígenes, entidad al mando de valencianos, se presume para años. Pedir responsabilidades a Lim es lo más fácil porque no ha cumplido ninguna de las promesas que anunció cuando se hizo con la mayoría de las acciones. De aquellas tenebrosas decisiones habría que pedir responsabilidades al presidente de la Fundación, Aurelio Martínez, y al presidente del club Amadeo Salvo. Y también a aquellos turiferarios, algunos en medios informativos, que cantaron las glorias de Lim y le pusieron alfombra roja. Todos los miembros de la Fundación también son responsables de cuanto sucede.

En la próxima asamblea general habrá que exigir el modo en que la sociedad ha sido gestionada. Todo apunta a que con la administración de Lim y compañía la deuda ha aumentado extraordinariamente. La entidad, que está al borde de la quiebra, no es la que Lim recogió sino la que él dirige.

El Valencia acabará formando parte del grupo de las medianías y ello con suerte. Nada de competir con Madrid y Barcelona. Y ni siquiera con el Sevilla, club al que en su momento el Valencia cedió a un jugador, Nico Olivera, y el pago de lo acordado se tuvo que renegociar porque cumplido el plazo los sevillistas no habían pagado. Ahora, entre el Sevilla y el Valencia hay una diferencia deportiva y económica que no admite comparaciones porque son más que odiosas. Cuando llegó Lim, el Valencia era el tercero de la clasificación general. Con Lim el puesto lo ganó el Atlético de Madrid y no habrá que esperar mucho para que la cuarta plaza sea del Sevilla.

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