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Exigencias del contrato de compraventa

Un contrato blindado frente a un comisionista

El dueño del Valencia CF estaría obligado a publicitar la venta, en caso de tomar la decisión, y los actuales accionistas tendrían preferencia

Un contrato blindado frente a un comisionista

Para Bankia, principal acreedor del Valencia CF, no resultó fácil negociar con Peter Lim la venta del Valencia CF. El banco estaba tratando con un experto comisionista, un millonario que forjó las bases de su riqueza con comisiones mercantiles, cobrando por vender a cuenta de otros. «Bankia sabía que no iba a ser un propietario estable y por eso ató bien la operación. Si no se la jugaban con otros, menos con el que ahora es el propietario», explican fuentes muy cercanas a aquella negociación lanzada por el entonces presidente, Amadeo Salvo, y auspiciada por Aurelio Martínez como responsable de la Fundación del Valencia CF. De hecho, aquella oferta no pasó el primer filtro del banco, lo que obligó a Salvo a poner en marcha una compleja maquinaria para convertir aquella propuesta en ganadora, pese a las muchas dudas que generó al principio.

El empresario de Singapur rechazó varias claúsulas del contrato, pero no tuvo más remedio que aceptar otras. Consiguió, por ejemplo, esquivar la obligación de garantizar el equilibrio patrimonial y financiero del Valencia CF durante los 5 años siguientes a la adquisición del club. Eso sí, en caso de decidir una venta, siempre estaría obligado a pasar el exigente filtro de Bankia, que tiene la última palabra sobre un posible comprador.

Para empezar, Lim está obligado a anunciar su deseo de traspasar el club en caso de tomar la decisión: «El ofertante deberá obligarse a dar publicidad a su deseo de venta antes de iniciar el proceso, de forma que el valencianismo y la sociedad valenciana tuvieran la posibilidad de conformar una propuesta de compra», reza en el contrato. Este compromiso va unido a otro requisito: Meriton Holdings, empresa propietaria, está obligada a dar un derecho preferente a los accionistas minoritarios, que tienen derecho a pagar el mismo precio y en las mismas condiciones que le fuera a pagar un tercero. «El banco le diría al dueño actual: ´si algún día te quieres marchar, te tendrás que poner de acuerdo conmigo. Y la persona que venga, no será el que tú quieras», explica con un lenguaje coloquial Antonio Paños, director de riesgos de Bancaja hasta 2008 y patrono fugaz de la Fundación hasta el día que conoció el interés de Salvo en vender.

Analizado al detalle el perfil del magnate de Singapur, un exitoso empresario gracias a su destreza con las comisiones, Bankia escrutó con lupa letra a letra del contrato y evitó todos los posibles riesgos en una operación de semajante magnitud. Para el banco no era lo mismo un deudor que quiere hacer negocio con transacciones de activos en un mercado tan vasto como el fútbol que un dueño que busca una rentabilidad empresarial a largo plazo. «El fútbol es un negocio ruinoso. Bankia sabía que Lim ha ganado gran parte de su dinero gracias a comisiones. Así que el banco estaba totalmente convencido de que, en cualquier momento, Peter Lim podría dejar el Valencia CF. Por mucha fortuna que tenga, no transmitía estabilidad», explica Paños.

Por eso, Bankia controla minuciosamente las cuentas del Valencia CF,obligado a enviar sus cuentas auditadas a Bankia antes del 15 de noviembre de cada año. El club también debe mostrarle sus balances semestrales antes del 30 de abril, aunque estos no necesiten ser auditados.

«Como principal acreedor, Bankia debía de plantearse el peor de los escenarios. El banco amarró, más de lo que se ha contado, una hipotética salida de Lim del accionariado en circustancias adversas», añaden. Circustancias adversas son, por ejemplo, un desgobierno deportivo, malos resultados, fractura con la afición, mayor deuda y, por consiguiente, un club devaluado en el mercado.

En caso de que el inversor de Singapur dejase al Valencia CF -en realidad al banco- en la estacada, el principal acreedor se aseguró ejecutar bienes del empresario en relación a dos deudas: la personal de 72 millones por la compra accionarial, ya pagada, y por la principal de 155 millones del club (uno de los tres créditos del montante de 230 millones que el Valencia CF debe a Bankia y que Lim consiguió refinanciar). El magnate asiático pagó 100 millones por el 70,06 de las acciones, de los que 72 fueron en forma de un préstamo que se amortizó en enero de 2019. Aparte, invirtió 100 millones en la capitalización del club. Total: 200 millones de inversión. En las oficinas de Bankia disponen de un listado de bienes patrimoniales de Peter Lim, entre los que se encuentran numerosos activos inmobiliarios en el país del sudeste asiático y valores en empresas participadas de todo tipo de la octava fortuna de Singapur, según la lista Forbes. Las dificultades para cerrar el acuerdo aparecieron con ese listado. Bankia pretendía que las garantías de la operación fueran de 200 millones de euros y finalmente se fijaron en 140 millones.

Es cierto que aquellos créditos de 230 millones refinanciados a 15 años, más otros 26,6 con La Caixa, fueron avalado finalmente por activos del propio club. En ningún caso de Peter Lim. «Pero firmó acuerdos privados y garantías personales que le obligan a responder a parte de la deuda del Valencia CF si decide traspasar la propiedad sin cumplir con las obligaciones», explican las mismas fuentes. En esos requisitos dejó de estar a última hora, por ejemplo, la obligación de comprar el solar de Mestalla por 150 millones a los dos años de la compra. O el compromiso escrito, de terminar el nuevo estadio. «Para evitar esas claúsulas, Lim seguro que 'jugó' con las famosas contingencias (el PAI de Porchinos, Newcoval, la investigación de la Unión Europea por las ayudas al fútbol y la denuncia de Andrés Sanchis)», que alargaron el proceso.

¿Dónde está el negocio?

Seis años después del aterrizaje de Lim en Mestalla, efectivamente, los números muestran un negocio gravoso en términos mercantiles: a fecha de diciembre de 2019, la deuda del Valencia CF a largo plazo ha crecido 40 millones (de 320 a 360). El débito total, sumando el pasivo corriente, se dispara hasta los 560 millones de euros. ¿Dónde está el negocio, entonces, para Peter Lim? ¿En las comisiones? «Eso sólo lo sabe el propietario. El fútbol tiene muchos tentáculos. Lo que es evidente es que, a este paso, para el Valencia CF, a medio y largo plazo, es insostenible», explican fuentes financieras. Desde la llegada del singapurense, el club ha cerrado todos los ejercicios con pérdidas y el dueño se ha visto obligado a vender jugadores para cuadrar cuentas.

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