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La Marquesa: la gran testigo de "l'eixample" de Gandia

Una exposición muestra la transformación de la capital de la Safor a través de uno de sus edificios más emblemáticos

La actual plaza del Prado, en una imagen de 1916, con el ‘ciprés de Rausell’ en el centro. ARCHIVO BORJA-MONRABAL | ÀLEX OLTRA

Cuando el ingeniero Ildefonso Cerdà se enfrentó a crear la nueva Barcelona que había de surgir más allá de sus murallas derruidas vislumbró una tendencia que marcaría el futuro de cientos de localidades, no solo catalanas, sino de todo el Estado. Expandirse, ‘eixamplar-se’, ordenadamente era el objetivo, con ejes formados por grandes paseos, avenidas o calles mediante los cuales la ciudad ‘respiraba’ y desterraba para siempre el amasijo laberíntico de vías y vericuetos que, hasta entonces, constreñían aquellos núcleos delimitados por las barreras medievales.

Una de la ciudades que quiso comandar el futuro que se mostraba ante ella una vez echadas abajo sus murallas, allá por el 1877, fue la capital de la Safor, Gandia. Las nuevas necesidades y aspiraciones de modernidad de sus habitantes reclamaban otro tipo de urbanismo y otra manera de relacionarse socialmente a las puertas de un siglo XX que iba a ser, cuanto menos, vertiginoso. Aquel ensanche de la ciudad fue ejecutado por las familias Vallier-Trénor y Rausell, representantes locales, respectivamente, de los partidos de la derecha y la izquierda política. Así, y atendiendo a que ambos apellidos tenían terrenos al sur de la ciudad, optaron por impulsar la apertura urbana hacia ese lugar, el actual paseo de les Germanies y la plaza del Prado, en vez de hacia el norte y el este, como, según apuntan los técnicos, habría sido lo más lógico.

LA MARQUESa

En ese espacio la familia Vallier-Trénor construyó el inmueble sobre el que gira la exposición abierta el jueves en Gandia, llamado Casa del Marqués de González de Quirós, un palacete que popularmente los gandienses abrevian como Casa de la Marquesa. Ese edificio, que casi llegó al estado de ruina, pasó a manos de la Fundación Bancaja, y, en los años 90, cuando era alcaldesa Pepa Frau, se fraguó un acuerdo entre esa entidad y el ayuntamiento que permitió convertirla en lo que hoy es, no sin antes invertir 2,4 millones de euros en su reforma y adecuación.

Desde hace 20 años, el palacete, con un bello jardín interior, acoge eventos culturales de primera magnitud, es un emblema cultural de la ciudad y de la Safor, y un referente en el territorio valenciano por la calidad de su programación cultural, en la cual destacan prestigiosas exposiciones, conferencias de variada temática o conciertos y festivales de música de todo tipo.

LA MARQUESa

Por eso Gandia celebra ahora las dos décadas de uso público con una gran exposición comisionada por el técnico municipal del departamento de Cultura, Lluís Romero, mediante la cual se muestra al visitante cómo era antes este ilustre edificio, con imágenes de archivo de la propia familia González de Quirós, de su restauración, de algunas de las actividades, e incluso con una recreación del despacho del marqués. Pero no es lo único que se puede ver. El derribo de las murallas, la expansión de Gandia, la construcción de infraestructuras, algunas de ellas todavía funcionales, como el Pont Nou o el puerto. Casi dos siglos de vida social que incluyen repúblicas, guerras, dictaduras y democracias, pueden vislumbrarse en el recorrido de esta exposición, muy gráfica y didáctica, que merece dedicarle tiempo y que estará abierta hasta el 10 de enero. Eso sí, los visitantes, debido a la pandemia del covid-19, serán, como máximo, en grupos de seis.

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