Las ‘mentiras’ de «La sociedad de la Nieve» y «Juego de Tronos»

Los creadores de efectos especiales, Rafa Zabala y Carolina Pinillos, muestran los entresijos que se esconden detrás de grandes largometrajes dentro de la programación de LABdeSeries

Zabala, Pinillos y Ortiz, durante la presentación en Las Naves.

Zabala, Pinillos y Ortiz, durante la presentación en Las Naves. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

La sociedad de la nieve se ha convertido, sin duda, en una de las películas de habla no inglesa más popular en Netflix con casi un millón de espectadores. La historia de supervivencia de los 29 jóvenes durante 72 días en Los Andes después de que su avión se estrellara contra un glaciar conmovió a la mayoría de la sociedad, tanto a las personas que lo vivieron durante los años 70 como a los jóvenes que han conocido por primera vez esta historia gracias a la película. 

En este sentido, muchas de las secuencias de este largometraje han quedado grabadas en la memoria de los espectadores. Entre ellas, se encuentra la fotografía que se tomaron juntos todos los jugadores del equipo delante del avión minutos antes de iniciar el fatídico vuelo. Sin embargo, y sorprendentemente, este aparato nunca existió. Al menos, en la ficción. «Pusimos un croma detrás de los protagonistas para, a través de los efectos especiales, después poder situar el avión, ya que esto tenía menos coste», explicó ayer Carolina Pinillos, la creadora de efectos especiales de esta galardonada película de J.A. Bayona, durante una charla en Las Naves dentro de la programación de la quinta edición de LABdeSeries. La ponencia, que tenía como título «¿Es posible hacer una serie sin efectos especiales?», estuvo moderada por Áurea Ortiz. 

Imagen antes del vuelo.

Imagen antes del vuelo. / Levante-EMV

Pinillos, que ha trabajado en series de éxito como «Juego de Tronos» o «Stranger Things» y en películas como Lo imposible o Un monstruo viene a verme, empezó como productora en los sets de rodaje. Sin embargo, recuerda que, tras la cancelación de un largometraje, El Ranchito -empresa líder en el sector de los efectos audiovisuales- se puso en contacto con ella para trabajar en este sector. «Yo no sabía nada de efectos especiales, pero me dijeron que ellos no tenían ningún problema en enseñarme», recuerda. Tras varios cursos, su primer gran proyecto fue la película Lo imposible, del director J.A. Bayona, con el que ha trabajado en la mayoría de sus proyectos. 

Desde ese momento, la creadora de efectos especiales ha participado en trabajos muy ambiciosos como «Juego de Tronos», que, en sus palabras, «fue increíble y durante todas estas temporadas ha demostrado una gran evolución técnica». 

Sin embargo, los efectos especiales no sólo aparecen en esas imágenes que dejan al espectador con la boca abierta, sino que cualquier proyección puede necesitar algún retoque como puede ser un simple borrado. 

Para ella, los efectos especiales son una parte fundamental en las películas. «Hasta en una serie de época son importantes los efectos para cosas tan sencillas como borrar las señales. En muchas ocasiones, facilitan el trabajo», incide. 

De escultor tradicional a digital

En la ponencia también participó el escultor digital valenciano Rafa Zabala, que ha trabajado en distintos proyectos como la película Mario Bros, el último videojuego de la película de Avatar, la serie «Alice in borderland» o en espectáculos de artistas internacionales como Lady Gaga, Britney Spears o Ariana Grande. 

Zabala empezó como escultor tradicional creando grandes figuras para galerías. Sin embargo, hace quince años decidió dar un paso más y empezó a trabajar en programas de animación. «Un amigo me mostró un programa en el ordenador y decidí trastear», indica. Así, tras participar en varios cursos, ahora trabaja como modelador en distintos proyectos audiovisuales. Reconoce que «los efectos facilitan algunas acciones como un salto de 40 metros». Sin embargo, incide en que es importante que exista un equilibrio entre la parte práctica y visual. «Hay que ver si es mejor hacerlo de manera real o en postproducción porque el espectador y las plataformas exigen mucho», afirma. 

Además, los efectos deben estar en sintonía con el contenido de la historia. «Si no hay una trama, sólo hay fuegos artificiales. Hay buenas historias que también tienen buenos efectos», reivindica. Sin embargo, en sus palabras, «en los proyectos, hay que seguir las directrices indicadas, por lo que, en ocasiones, es difícil dejar volar la imaginación y ser libres». En este sentido, incide que «hay películas en las que he trabajado y después no las he visto, pero hay entretenimiento para todos los públicos».