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Bustamante: "Mi único secreto es haber hecho de la música mi vida"

El veterano cantautor recibirá el domingo en Alicante el Premio de Honor de la Música Valenciana que le concede la Generalitat

Bustamante: "Mi único secreto es haber hecho de la música mi vida"

A Julio Bustamante el anuncio del Premio de Honor de la Música Valenciana 2020 que le ha concedido la Generalitat le pilló ayer «de sorpresa y descolocado», aseguraba a Levante-EMV. «Pero estoy muy agradecido a toda la gente que lo ha hecho posible», añadía.

Nacido en València en 1951, Julio Antonio Balanzá Cano (su verdadero nombre) se subirá el próximo 9 de diciembre al escenario del Teatre Principal de Alicante para recoger este reconocimiento durante la gala de la tercera edición de los Premios Carles Santos. Bustamante, dijo ayer la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, «es probablemente la figura más transversal de la escena musical valenciana: cantautor, músico escritor y dibujante».

Efectivamente, es una figura transversal y también un veterano del pop que ha sabido como nadie mantenerse en el radar de la escena pese a no haber renunciado nunca a su propuesta personal e intransferible. «No hay más secreto que ser un músico que, como otros, ha hecho de la música su vida y que siempre ha estado dispuesto a aprender», asegura.

Hijo de un músico aficionado de jazz, sus inicios los encontramos en València Folk, una formación donde militaba Vicent Torrent y que fue el germen de Al Tall. Pero en 1973 vemos a Bustamante moviéndose ya en la escena del rock progresivo valenciano y participando junto a su hermano Tico Balanzá, los hermanos Belda, José Soriano y Julio Galcerà en una versión del ‘Tommy’ de The Who que se representó en el Teatro Princesa.

Tras la mili Bustamante entró en contacto con Remigi Palmero y Pep Laguarda, un encuentro fundamental en la historia del pop valenciano pues de él surgen tres discos importantísimos: ‘Brossa d’ahir’, de Laguarda; ‘Humitat relativa’, de Palmero y ‘Cambrers’ de Bustamante, la «santísima trinidad» de lo que se llamó «pop mediterráneo», una forma de entender la música como «una expresión de lo que eres, sin dejarse envenenar por lo que se llevaba o se dejaba de llevar, un pop libre para descubrirse a uno mismo», definía ayer el cantautor.

Eso sí, mientras que los trabajos de Palmero y Laguarda eran ventanas abiertas a un sonido autóctono original pero que, como recordaba ayer Bustamante, seguía los pasos de Sisa o Pau Riba, ‘Cambrers’ es un disco más urbano, nocturno y lúdico, un álbum que mira también a los trabajos que otros contemporáneos realizan desde Madrid.

Quizá por eso, y a diferencia de sus compadres, en los años siguientes Bustamante supo mantener una presencia activa en el mundo del espectáculo y la música a caballo entre València, Madrid y Barcelona.

Durante los 80 alternó trabajos en solitario -’Cargo de mí’, ‘Salón Fujiyama’ o ‘Ciutat Magnética’- con In Franganti, el trío que formó con su hermano Tico y con Remigi Palmero. Y en los 90 incidía en su figura de francotirador solitario y emocional con discos como ‘Sinfonía de las horas’ o ‘Entusiastas’ y canciones como «Hablando de Van Morrison». En el año 2000 publica ‘La vida habla’, un libro-disco con escritos, poemas y dibujos propios en el que colaboran Alberto Tarín, Ariel Rot y, de nuevo, Remigi Palmero.

Aunque en los comienzos del nuevo siglo no dejó nunca de tocar ni de publicar discos, fue en 2010 cuando la carrera de Bustamante tomó un nuevo impulso tras ser reivindicado por las nuevas generaciones independientes que vieron en él a un artista pop de personalidad local y pensamiento global, una especie de patriarca de la escena independiente valenciana.

«Todo esto del ‘patriarca’ comenzó con Maderita (la banda que formó en 2010 con los «Ciudadano» Cayo Bellveser, Jorge Pérez y Xema Fuertes) pero yo sigo viéndome como un creador y un músico que trata de continuar escribiendo y haciendo conciertos. Supongo que, como alguien me dijo, soy de un tipo de gente que nació mucho antes de su propia generación y tal vez por eso mi música suele verse como algo muy atemporal».

De la última década son discos tan notables como ‘Viento desatado’, ‘En el nombre del gato’ o ‘La misión del copiloto’, trabajos con un punto melancólico y doméstico pero llenos de alegría y con las que ha ido conformando una banda estable en la que destaca la presencia de su hijo Lucas y de Montse Azorín en la voz. De este periodo Bustamante subraya cómo la escena valenciana se ha enriquecido de manera notable, tanto que no hace falta buscar una estabilidad en Madrid o Barcelona. «Las nuevas generaciones han hecho una labor maravillosa en ese sentido, pero -advierte- para un músico sigue siendo necesario no quedarse en un solo lugar y buscar cosas fuera».

Para 2021 Bustamante anuncia la publicación de ‘Sueños emisarios’, un disco en el que empezó a trabajar en 2019 pero que ha ampliado durante la pandemia. «Es un disco del que estoy muy orgulloso porque tiene letras muy combativas y a la vez es un disco muy íntimo», señala.

Una gala como una "road movie"

Según anunció ayer Marga Landete, directora adjunta de Música y Cultura Popular del IVC, la ceremonia de entrega de los premios Carles Santos el próximo domingo en Alicante, que se retransmitirá por À Punt, «será como un viaje, al estilo de una ‘road movie’, porque, al fin y al cabo, uno de los lugares donde más acostumbramos a escuchar música es el coche y los trayectos por el territorio son también una constante en la vida de los músicos». La gala contará con el acompañamiento musical en directo de Samantha, Gener, Sedajazz, Arantxa Domínguez & Ricardo Belda, y del propio Julio Bustamante.

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