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Fuera de compás

El rock valenciano en 75 lecciones

EL ROCK VALENCIANO EN 75 LECCIONES

Que el rock valenciano no haya tenido una mayor proyección en España es algo que se lleva analizando desde hace lustros. Señalamos como culpables al meninfotisme, al desprecio malintencionado de los medios de comunicación nacionales, a la falta de respuesta de nuestra propia sociedad, a la inoperancia promocional, al poco apoyo institucional o, más rara vez, a la calidad insuficiente de nuestras propuestas. Carlos Pérez de Ziriza demuestra que, en cuanto a música popular moderna se refiere, en el País Valenciano se tocaron, y muy bien, todos los palos. Aquí hemos tenido folk, progresivo, melódico, electrónica, indie, post, heavy, malditos, experimentales, jazz y hip-hop, tal y como señala el periodista y escritor en su último libro «Historia del pop rock valenciano en 75 nombres esenciales», tras un gran trabajo de selección de información, destilación de datos y construcción de un discurso coherente.

Contra la sensación de que merecimos algo más, el autor recorre la trayectoria de artistas y bandas, a largo de 250 páginas, desde Bruno Lomas a La Plata, fundamentales en la creación y el devenir de esta maravillosa manifestación cultural. Lo hace a modo de directos y concisos artículos en los que repasa críticamente la actividad, la evolución y la discografía de héroes como Raimon, Los Huracanes, Betty Troupe, Óscar Briz, La Habitación Roja o Gener. O sea, sesenta años de canciones sin escamotear ningún estilo, como demuestran los apartados dedicados a Perico Sambeat y Carles Santos. El resultado es fabuloso. Un imprescindible quién es quién de la escena musical valenciana confeccionado con rigor, honestidad y sabiduría. Y, obviamente, con su personal punto de vista. Opiniones más que autorizadas volcadas junto al saber enciclopédico de un tipo que lo escribe todo con un tono cercano a la conversación, haciendo del conjunto un bloque que se puede leer de un tirón o ser utilizado como obra de consulta. El artefacto es útil, divertido y esclarecedor. Yo mismo, que no soy totalmente ajeno al rollo, he descubierto pasajes fascinantes como el de Eduardo Bort, Cotó-en-pèl, Los Auténticos, o Arthur Caravan.

Además, Ziriza añade un pequeño texto al final de cada artículo donde revela anécdotas o circunstancias vitales de un miembro de tal banda, ahonda en una movida internacional para reforzar lo que cuenta, o indaga sobre las acciones paralelas y posteriores de los miembros del grupo original. Estos fenomenales párrafos coloreados generan una serie de interrelaciones entre conceptos, ciudades, festivales, influencias y personajes que dan al conjunto un característico sabor a pasión palpitante de fan ilustrado y riguroso, pero a la vez dinámico, molón y emocional, que viene a ser el Carlos con el que me encanta hablar en la barra antes de un concierto. El que analiza somera pero certeramente la Ruta del Bakalao en la ficha de Fran Lenaers, tilda de «plaga bíblica» el rock de dolçaina, explica el fracaso de la etiqueta Explosión Naranja, actúa con sincera ecuanimidad con Carlos Goñi o lamenta los destarifos musicales y conductuales del último Camilo Sesto. El chaval cuya vida fue, en cierto sentido y como en tantos otros casos, literal y literariamente salvada por el rock and roll.

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