Mira a los ojos de su Goya con amor. Mucho amor y agradecimiento. Desde hace un año, la estatuilla de bronce con la cara del pintor aragonés es, para Amparo Sánchez, su mejor carta de presentación. Su reconocimiento y trampolín. «Este es de verdad. No es ninguna copia», exclama, mientras coloca su premio, Goya a Mejor Maquillaje y Peluquería 2019, junto a otros muchos conseguidos a lo largo de su carrera.

Amparo es peluquera. Y mucho más. Es, a día de hoy, el estandarte de la posticería. La más demandada y la más reconocida. «¡Me ha costado mucho llegar hasta aquí!» suspira, mientras retoca algunas de las pelucas que, hace un año y por su trabajo en El hombre que mató a Don Quijote, la consagraron en el mundillo cinematográfico. «El premio me ha ayudado, no lo voy a negar, y este año he tenido que decir a muchas cosas que no. Un reconocimiento como este te relanza porque hace que la gente te reconozca mucho más. Trabajar en València te pone, por qué no reconocerlo, más dificultades para aceptar proyectos que si vives en Madrid o Barcelona; pero no importa, aquí en el Port de Sagunt está mi casa», comparte, a pocas horas de viajar a Málaga donde, desde en el Martín Carpena, presenciará la 34 Gala de los Goya. «Este año, tras los nervios y el sufrimiento del año pasado, toca disfrutar», bromea. A la fiesta irá acompañada de su hijo.

Con 30 años de experiencia en el sector, en su currículum figura su participación en películas como La reina de España, de Fernando Trueba con Penélope Cruz; Blancanieves de Pablo Berger, El jardín del Edén dirigida por John Irvin o la serie Velvet. Amparo combina su trabajo en el sector audiovisual con la posticería oncológica. Pero, ¿quién es Amparo Sánchez». «Soy una enamorada y apasionada de mi trabajo como maquilladora, peluquera, caracterizadora y posticera. A mis 58 años tengo la misma ilusión que cuando empecé a trabajar. En 1979 estudié estética, y dos años después, ya era peluquera. Continué con caracterización y maquillaje y fue en este momento cuando pensé en hacer cine. Hace 15 años me formé también en posticería de cine y estética oncología en Inglaterra. Amo mi trabajo y me gustan todas sus facetas, pero he de reconocer que mi favorito es la peluquería de época» responde. Amparo, explicándose, es todo un torrente de entusiasmo y vitalidad.

Inmersa en la grabación de la serie Paraíso para Movistar+ protagonizada por Macarena García, Sánchez confiesa que la suya es una vida sin horarios. Sus jornadas de trabajo, incide, son tan irregulares que a veces no sabe ni en qué dia se encuentra. «Nuestro trabajo es previo, durante y después de los rodajes. Se graba de día, de tarde, de noche o de madrugada. Sabes cuando te citan, pero nunca cuando vas a acabar», relata. «Y eso durante los rodajes -puntualiza- porque cuando te ofrecen un proyecto, todas las horas son pocas para buscar documentación y preparar la caracterización de los personajes». Con el sí del director, el trabajo de Amparo y su equipo despega. «Recuerdo el esfuerzo que supuso trabajar en Astérix en los Juegos Olímpicos. Hicimos 4500 personajes en seis meses. Fue increíble. Esa película puso mi nombre en órbita», explica. Del trabajo en El hombre que mató a Don Quijote, película que muchos consideran maldita porque tardó 20 años en rodarse y a pesar de ser premiada ha tenido muy poca difusión, solo tiene palabras de elogios. «Sigo flipando», exclama para rememorar el esfuerzo que supuso rodar en Portugal una secuencia en la que, en un palacio, se da una fiesta de disfraces. «300 personas con postizos increíbles, fue un trabajazo a contrarreloj», lanza. Por si se lo preguntan, un postizo a medida puede superar los 2.500 euros.

A pesar de su apretada agenda, Amparo, especialista en estética oncológica, trata de sacar tiempo para ayudar, con cursos de maquillaje gratuitos, a pacientes oncológicos. «El cáncer es una enfermedad muy cruel y las mujeres llevamos muy mal el no tener pelo», lamenta. «Y a veces, recibir una sonrisa es mi gran premio. Un premio que no comparte vitrina con el Goya pero del que Amparo Sánchez se muy siente orgullosa.