El problema de la prostitución en el barrio de Velluters no es nuevo. Pero sin duda este problema social y humano se ha agravado por los efectos colaterales de la pandemia, debido a la falta de control sanitario y de medidas que eviten el contagio de las prostitutas por parte de clientes anónimos que pueden estar contagiados a su vez por el coronavirus. Al riesgo de contraer enfermedades sexuales, se ha añadido ahora el peligro de enfermar por la covid-19.

Los vecinos de las calles Viana y Balmes de València, en el distrito de Ciutat Vella, han alertado de este problema a las autoridades policiales que han incrementado la presión en la zona para atajar estas actividades en el espacio público y en espacios privados donde se sospecha que los proxenetas organizan los encuentros sexuales.

Amén de las molestias que sufren los residentes de Velluters, por cuestiones relacionadas con la prostitución como el ruido por episodios puntuales de escándalo público o disputas derivadas del menudeo, se suman en estos tiempos el efecto multiplicador del virus que conllevan estos contactos personales y que afectan a la salud pública.

Riesgo de contagios

Un portavoz de Amics del Carme denunció ayer a Levante-EMV que en la calle Viana hay un piso donde sospechan que se ejerce la prostitución e incluso hay momentos del día en que hay colas de posibles clientes esperando en la calle. Esta fuente alertó del riesgo de contagios por la covid-19 y del peligro que supone sobre todo para las mujeres.

En esa línea, la ONG Metges del Món dio a conocer la semana pasada que en 2019 y solo en València ciudad, atendió a 873 prostitutas. Esta entidad alertó de que a la larga lista de enfermedades de transmisión sexual que pueden contraer, ahora se le suma el coronavirus. Una gran parte de estas mujeres sufre explotación social y son objeto de trata por parte de los proxenetas que les obligan a «trabajar».

Beatriz Beseler, vocal del programa de prostitución de Metges del Món, declaró en Radio València Cadena SER que en la capital valenciana esta actividad se practica en pisos de Ciutat Vella y en los polígonos industriales del área metropolitana. Durante los meses del confinamiento, numerosas prostitutas han tenido que pasar la cuarentena con sus proxenetas en clubes o pisos, lo que ha supuesto un terrible infierno. Y desde el toque de queda decretado el pasado 24 de octubre en la Comunitat Valenciana, indicaba esta fuente de Metges del Món, ha aumentado la inseguridad para las chicas dado que los puteros las citan en sus propios casas o en hoteles. Al volver de los encuentros sexuales se arriesgan a ser multadas.

Por otro lado, lo más grave, en cuanto a prevención de posibles contagios por coronavirus es que es muy complicado garantizar la salud de estas mujeres dado que los clientes son anónimos y pueden ocultarles si tienen el coronavirus, o cualquier otra enfermedad común o de transmisión sexual.

Las extorsiones que sufren estas mujeres, en una situación extrema de vulnerabilidad, no solo son para que realicen servicios sexuales, sino también para que continúen con los pagos a sus explotadores pese a que sus beneficios hayan podido verse reducidos durante el estado de alarma o ahora con el toque de queda.

En este complejo contexto social y sanitario, la Policía Local hace muchos meses que ha incrementado la presión en esta zona para acabar con los proxenetas dado que no tiene armas legales para luchar contra la prostitución dado que no está prohibida explícitamente en España.

El concejal de Protección Ciudadana Aarón Cano señaló a este periódico que en Velluters «apenas quedan 3 o 4 focos localizados donde existen problemas de prostitución» y la policía local «realiza actuaciones cada día» en este barrio para garantizar la seguridad de las mujeres y evitar alteraciones del orden público. Una patrulla y varios agentes vigilan estas calles y los lugares donde hay indicios de que los proxenetas operan.

Ahora bien Cano subraya que la labor policial en este campo no es fácil y requiere de operativos meditados y conectados con otros servicios municipales. «No es un delito deambular por la vía pública, ni que una mujer y un hombre estén hablando en la calle», recuerda. Tampoco los agentes pueden acceder a una vivienda o local privado sin una orden ni sin que objetivamente dentro haya indicios de que se está cometiendo un delito.

«No es solo un problema policial»

Con todo, «no es un problema policial solo», comenta con razón el concejal de Protección Ciudadana, es un problema que tiene que ver con numerosos factores sociales y económicos que requieren una acción conjunta de la administración y la colaboración de los ciudadanos para su solución. Y los principales responsables, junto a los explotadores-proxenetas, son los puteros.

Mientras, la presión de la Policía Local de València para abolir «la prostitución en Velluters» durante 2018, 2019 y 2020, «ha sido tan intensa como en todas las legislaturas de gobiernos del PP», dice Cano. Ahora, «este problema está muy focalizado en puntos concretos, y no se da en todo el barrio». De hecho, el concejal considera una exageración decir que hay colas de clientes en la calle. Tanto Aarón Cano como el subdelegado del Gobierno Rafa Rubio se han reunido con vecinos de Velluters para tratar este asunto y las derivadas socio-sanitarias que conlleva en cuanto a la convivencia ciudadana en el barrio.

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Cerco policial 389 actuaciones durante el pasado año

Solo en 2019, la Policía Local de València realizó 389 actuaciones relacionadas con la prostitución en Velluters. Todos los días hay agentes en el barrio trabajando en este tema, añade el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano. Sin embargo, la solución policial no es la solución definitiva. Fuentes de Metges del Món reclaman planes de reinserción socio-laborales para las prostitutas que quieren dejarlo.