Hace apenas una semana las llamadas que le llegaban a la doctora en Ciencias Químicas Laura Lechuga eran para felicitarla por el Premio Ada Byron Mujer y Tecnóloga de la Universidad de Deusto. Ayer, esas llamadas se juntaban con las que querían darle la enhorabuena tras ser galardonada con el Premio Rei Jaume I en Nuevas Tecnologías. «Es una locura», admite al otro lado del teléfono lamentando que no sea un buen momento para celebrar con mucha gente.

Según la comunicación oficial, el jurado del galardón había elegido a la investigadora del CSIC y jefa de grupo en el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) «en reconocimiento a sus importantes contribuciones al diseño y desarrollo de nuevos biosensores esenciales para un diagnóstico clínico, temprano y rápido». También su «destacada investigación innovadora en nanoplasmónica y fotónica de silicio».

«Es un sensor que dentro lleva incorporado un elemento biológico para que reconozca sólo lo que quieres analizar», explica de manera simplificada Lechuga comparándolo a cómo se miden la glucosa las personas diabéticas. «Lo importante es que además cuantifica, da un valor de cuánto de ese elemento que se quiere medir hay en la muestra», añade.

Este biosensor es está desarrollando dentro de un proyecto europeo para testear la covid-19 y sería especialmente interesante ante la posibilidad de «saber la carga viral que tiene un paciente, si es alta o baja y ver su evolución». Este dispositivo, explica, «se encuentra en muestras de pacientes» y asegura que cuando esté validado se buscará la posibilidad de comercializarlo, «a ser posible en España».

La gaditana residente en Barcelona indica que «una de las patas que falta en España es la posibilidad de hacer dispositivos, que se pase de la investigación a la aplicación tecnológica y que se haga un dispositivo completo». «Es una pena porque este tipo de tecnología es lo que nos ha faltado durante la pandemia y lo hemos tenido que importar», precisa. Así, espera que la situación actual «sirva para que cambie la visión y la importancia de la ciencia y se le dé mucho más valor a la investigación y al desarrollo tecnológico».

Precisamente, asevera que su grupo de trabajo es uno de los que está centrado en ese paso, un grupo que, presume, «está formado por más de un 75 % de mujeres». «Somos pocas y nos es mucho más difícil avanzar en el mundo de la ciencia y la tecnología», reivindica. Por ello, señala que el galardón es una gran noticia que «ojalá ayude a cambiar la situación» porque, según expresa: «Las mujeres tenemos que demostrar el doble para que se nos reconozca».

Sobre los 100.000 euros con los que va dotado el galardón, la doctora en Ciencias Químicas asegura que tiene que pensar sobre si destinarlos a algún proyecto que ya tiene en marcha o si irá dirigido a alguna nueva investigación.