El jueves 21 de octubre, el alcalde Robert Raga firmó el acto de recepción de la torre árabe, la muralla andalusíy la plaza por la que se accede. Ocho meses después, la restauración es una realidad, y en cuestión de semanas los vecinos y vecinas podrán visitar este enclave histórico tantos años olvidado.

El jueves se realizó una visita con la dirección facultativa, donde se reconoció y aprobó por parte de los técnicos municipales el estado finalizado de la obra.

Como el propio Raga recordó, fue el 24 de febrero cuando comenzó la restauración de esta obra arquitectónica del siglo XI que a duras penas ha sobrevivido en la ciudad. Hasta ahora, estaba escondida entre las casas. Pero ya no: es un espacio público hecho «con ilusión y estima, por lo que significa recuperar parte de nuestra historia, patrimonio y cultura», señaló el alcalde..

La obra ha sido financiada al 50 % por los fondos Feder de la Unión Europea, con 350.000 euros.

De hecho, en la misma zona de la torre y la muralla se ha construido un jardín anexo donde se han localizado dos refugios de la Guerra Civil, uno de ellos público y otro privado de una familia que habitaba en el lugar. Forman parte de un jardín arqueológico que podrá ser visitado a través de un mirador por el que se accederá desde la misma plaza una vez se inaugure la remodelación en unas semanas.